Obelisco - Cultura Alternativa del Fútbol - Deportivo Cali

domingo, diciembre 07, 2008

El fracaso de los jugadores

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Hace 6 meses, en la Cultura Alternativa se postuló la teoría de la pirámide invertida donde los jugadores eran los principales responsables del rendimiento del equipo. Cuando asumió Martínez también se advirtió que debía jugársela con los elementos que le daban un 100%. Al día de hoy no existen en el Cali un 10% de jugadores profesionales. Mucho se habla sobre el amor por la camiseta como factor determinante, un cuento más de los equipos bogotanos que cualquier otra cosa. Es imposible pedirle a un jugador de fútbol que se vuelva hincha del equipo de un momento a otro. Lo que sí se le puede exigir es profesionalismo. Que trabajen honestamente por el sueldo que le pagan.

En el encuentro en Pereira sólo se le veían ganas a Carrillo, Calle, Domínguez y Zapata. El resto, estaban completamente dormidos. El episodio más patético ocurrió posterior al empate de Carrillo. Juan Pablo Ramírez, un arquero de más de 30 años y con un campeonato colombiano que lo avala (para muchos), decidió que el empate servía a sabiendas del resultado en Cali y empezó a quemar tiempo cuando lo que el equipo realmente necesitaba era ganar contra un Pereira que, aparte de Carlos Darwin Quintero, no tiene absolutamente nada. Dirán que fue orden del técnico, no importa si lo fue o no, Ramírez es un arquero maduro con una educación básica que le permite sumar, restar y hacer el cálculo de lo requerido para pasar a una final. Si la orden venía del banco, un arquero con personalidad se rebelaba y sacaba rápido. Si a alguien le quedaba la duda de si Ramírez es el arquero "brillante" que el Cali necesita para ganar algo, la resolvió anoche. Y para variar, tristemente, nadie lo apuraba.

Ramírez no fue el único. Hubo varios episodios que rayaron en lo ridículo. Por ejemplo, Domínguez tenía el balón y lo presionaban 3 jugadores contrarios, mientras 4 compañeros suyos esperaban quietos arriba, mirando impávidos, si el lateral podía o no resolver el reto que le imponía el Matecaña. Obviamente perdió el balón, y aún así, nadie se movió a ayudarlo, nadie retrocedió. Otro ejemplo, Járol Herrera, saca de lateral a Valdés y se queda quieto, por fuera de la cancha, viendo como Valdés se quita de encima a dos rivales. Luego Valdés le devuelve el favor al equipo quedándose dormido en una salida, el Pereira recupera el balón con un Cali desacomodado. Ése fue el tercero. El letargo de Valdés, el mismo que lleva la cinta de capitán le ha quitado las posibilidades al Glorioso de tomar el camino a la final, anoche se durmió para el tercero y hace unas fechas fue el que dejó patear al "Panbimbo"Otálvaro para el empate de la Delincuencia. Si ése es el capitán, qué se puede esperar de los demás.

Para ocultar lo que pasa, algún sector de la hinchada dirá que Wilmar Roldán le robó al Cali. Es totalmente cierto, Roldán dejó de pitar un penalti claro contra Hermann Córdoba y sancionó otro inexistente a favor del Pereira. Al Glorioso siempre le pasa lo mismo, y no puede esperar a que pasen mil años mientras la DIMAYOR hace algo para que los árbitros no se sigan acomodando. Tal como lo hizo Chicó en la última final, el Cali debe tener la capacidad para luchar y sobreponerse contra todos los robos a los que se va a ver sometido. Los socios e hinchas no pueden recostarse más en la excusa del central, es hora ya de que los jugadores tengan la personalidad suficiente para superar el obstáculo arbitral.

Anoche, Martínez alineó prácticamente a la misma nómina que había vencido sin atenuantes al Pereira en la jornada anterior. El único cambio importante fue el de "Churta" Hurtado por Ayala (suspendido por acumulación). El planteamiento fue válido, el técnico cambió rápido a Córdoba por Carrillo, sustituyó al "Churta" cuando notó que no era más lo negativo que positivo. Se veía que algunos jugadores entendían la necesidad de los tres puntos. El equipo estaba dividido, unos jugaban para la victoria, otros estaban pensando en arreglar el contrato para el próximo año. Poco podía hacer el entrenador. Por eso, la cuestión aquí no es de técnico, el Cali ya ha cambiado suficientes veces como para saber que el meollo del asunto no es ése. ¿Cuándo se convencerá la hinchada que ése no es el problema?

El Cali le vuelve a dar la razón a aquellos hinchas fieles que no quieren volver a pisar el Pascual Guerrero. El dolor de la fanaticada ante semejante actuación tan indecorosa es tan grande como la desidia de los jugadores en la cancha. Lo peor de todo es que estaba advertido.La parcial azucarera se emociona cuando el Cali despliega un fútbol elegante y bien jugado. Con excepción de un par, no existen malos jugadores en el Cali. Casi todos tienen excelentes condiciones, suficientes para brillar en Colombia y en el exterior. Les falta sin embargo ambición, hambre de triunfo, profesionalismo. Los futbolistas de la nómina del Cali siempre hablan de que están en un equipo grande y tienen que salir a ganar y cuanto verso se les ocurra, y la verdad es que juegan cuando se les da la gana. La culpa siempre recae en la Junta y el Cuerpo Técnico, pero son los jugadores los que pelan el cobre en la cancha con actuaciones tan lamentables como la de ayer.

¿Qué hacer ante esto? La Cultura Alternativa lo propuso a principio de temporada, jugársela con los que den el 100%. La totalidad de la plantilla del Cali necesita una mentalidad triunfadora. Pero en serio. Esto no es cuestión de reunir a los jugadores antes del partido o en pretemporada y preguntarles si quieren ganar, para luego hacer una plegaria y el típico abrazo grupal. Es necesaria una estrategia que filtre aquellos personajes que no estén metidos en el cuento, aquellos que quieran hacer sindicato y que queden sólo los que busquen un objetivo común. Aquel que no esté de acuerdo se tiene que ir a jugar a otro equipo. Porque los jugadores llegan al Cali porque han brillado en otras escuadras y rápidamente se relajan. Sus condiciones están indemnes pero su pensamiento y objetivos están en su próximo equipo y no en el presente. El Cali se ha convertido en una institución de transición. Nadie se quiere consolidar en el Cali, pocos quieren ser ídolos de la hinchada, eso no los motiva. Puede que los jugadores sean los activos más valiosos del equipo, pero con estos personajes que juegan uno sí y otro no, el Club pierde más de lo que gana. Depende de la Junta Directiva y del Cuerpo Técnico realizar una depuración del plantel, armar una nómina corta para el próximo año, con la CERTEZA de que cada uno de los que la conforman están para correr, luchar, comprometerse por quien les paga. El Cali necesita profesionales, no más acomodados, perdedores y mercenarios.

Temas propuestos

1. ¿Tiene el Cali una nómina de jugadores profesionales?
2. ¿Cómo se conforma una nómina ganadora?
3. Dónde estuvo el error: ¿ el planteamiento del Profe Martínez o fue el comportamiento de los jugadores en la cancha?
4. Impresiones generales del encuentro.

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