LA JUNTA DIRECTIVA

LA JUNTA DIRECTIVA

Por Sede Urbana

Por ser el único de los socios del blog que trabaja en la institución azucarera, le prestó especial atención a los comentarios que hacen sus asiduos visitantes sobre el accionar del Comité Ejecutivo de nuestra Asociación, toda vez que soy de los pocos hinchas que tiene la oportunidad de conocerlos, tratarlos eventualmente y sobre todo tener información de primera mano sobre algunas de sus actuaciones al frente del Club. Y precisamente por esta condición de hincha, socio del blog y empleado de la institución, le solicité a Obelisco que me permitiera un espacio en su visitada tribuna de opinión para abrir un debate sobre el papel de la Junta Directiva.

Antes que todo quiero dejar claro que independiente de mi posición excepcional de trabajar en pro del equipo de mis más grandes afectos yo soy un hincha que como muchos de los que visitan el blog, asiste con frecuencia al estadio, celebra a rabiar los goles azucareros, se alegra por los triunfos del equipo y se carcome de la rabia por las derrotas, más aún cuando son por causa del mal querido rival de patio. Por tal motivo antes de trabajar para el Club yo no conocía sus entretelas e ignoraba muchas de las cosas que se mueven al interior del mismo.

Esta condición de hincha común me llevo en algún momento de mi vida a tomar el camino que tomamos la mayoría de los hinchas en Colombia y fue permitir que poco a poco diversos periodistas deportivos locales y nacionales empezaran a alinear mi mente con sus opiniones y a generar con ello una radio-dependencia que me hacía sentir desprotegido cuando por algún motivo ingresaba al estadio y recordaba con cierta frustración que había dejado el transistor en la casa.

Sin darme cuenta empecé a hacer parte de la coreografía multitudinaria de hinchas en el estadio, organizada por el comentarista del momento, que nos hacia pegar gritos de emoción o silbidos de desaprobación cuando a su juicio los integrantes de nuestro equipo o del rival tenían una actuación contraria a su gusto, porque el mío se había perdido en el mar de las ondas hertzianas en las que había ahogado mi criterio.

Y hoy veo con asombro que al igual que entre la gran mayoría de la hinchada y de los socios del club esos vendedores de ilusiones poblaron mi conciencia con un dogma que dice que las derrotas del equipo eran culpa de los directivos y el técnico y los triunfos del técnico y los jugadores. Lo que en otras palabras quiere decir que los directivos solo aparecen cuando las cosas marchan mal, que los jugadores son los salvadores cuando las cosas mejoran y que el papel del técnico está supeditado a lo bien o mal que le caiga al analista deportivo de turno.

Esta situación me llama mucho la atención y recientemente la he palpado, pues después de dos malas presentaciones del equipo todo el mundo cuestionaba a los directivos, pero después de dos triunfos ellos han desaparecido como por arte de magia. Y si cuando se presentan los triunfos alguien recuerda a la Junta, el coro es unánime diciendo que es demasiado pronto para salir a cobrar, pero este mismo coro alza la voz contra la misma Junta cuando se presentan las derrotas, lo que me lleva a pensar que la Junta está obligada a guardar mesura en la gloria y poner el pecho en la derrota.

Otra perla que adorna este collar de ambigüedades es el trajinado estribillo que dice: “Esta junta no sabe de fútbol”. Me pregunto entonces quién sabe de fútbol, y algunos contestan: Víctor Marulanda, quien gracias a su gran experiencia, camerino y recorrido con los verdes de Antioquia ha logrado un bicampeonato recientemente, gesta que no se veía desde los oscuros tiempos en que el Am..ica compraba jugadores, árbitros y conciencias. Pero este mismo Presidente parece que olvidó pronto sus vastos conocimientos futbolísticos porque recientemente su equipo tuvo una frustrada participación en el torneo Mustang I y en este momento se encuentra en una situación bastante comprometida en la tabla de posiciones.

Otro de los referentes de la dirección deportiva de reciente aparición en el horizonte futbolístico es el señor Eduardo Pimentel, quien hace un poco más de tres meses se subió en el carro de bomberos para celebrar una gesta deportiva sin parangones, pues logró el campeonato con uno de los equipos más jóvenes del rentado. Sin embargo en estos momentos amén de su regular campaña deportiva, debe estar tratando de vender la copa y el carro de bomberos para solventar su crisis económica.

A la otra orilla de estos experimentados, exitosos por momentos, pero también frustrados dirigentes deportivos se encuentran las nóveles figuras de la dirección deportiva, que a pesar de su escaso conocimiento del tema logran campeonatos y resonantes triunfos internacionales, como fue el caso del Presidente del Pasto que sabía mucho de transporte pero poco del fútbol o el ex alcalde de Cúcuta que no tenía experiencia previa en el tema y logro llevar a su equipo hasta la final de la Copa Libertadores.

Me pregunto entonces cual es la Junta exitosa que queremos para el Cali, la que logre un campeonato y el siguiente no tenga con que pagar los salarios, la que logre dos triunfos consecutivos y después pierda el rumbo, la que mantenga un nivel de regularidad en todos los torneos así no le agregue estrellas al escudo, la que logre resultados financieros sorprendentes en cada ejercicio.

Seguramente cada uno de ustedes tiene respuesta para estos interrogantes y comentarios para cada una de mis reflexiones y es por esto que siguiendo la metodología implementada por Obelisco en esta nutrida tribuna de hinchas verdiblancos, que visitamos frecuentemente para dar rienda suelta a nuestras alegrías o frustraciones con la única arma que debería existir en el mundo que es la palabra, quisiera proponer las siguientes preguntas:

1- ¿Si el éxito en las primeras fechas no cobija a la Junta, por qué la derrota si los debe arrastrar?
2- ¿Qué tanto influye el periodismo en nuestra posición frente a la Junta?
3- ¿Cuál es el perfil del directivo exitoso?
4- ¿El campeonato es el único logro que queremos de la Junta?

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