El Matador repite
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Es muy difícil hacerse una idea de lo que ocurrió en el partido en Neiva con solo la transmisión del "Fútbol de Visitante" de La Banda Deportiva. Según sus narradores, el clima estuvo a favor del equipo, menos calor del usual y brisa refrescante. El Cali arranca con una formación agresiva 4-3-3, tomando la iniciativa los primeros minutos. El Huila pronto se da cuenta de los problemas de recuperación en media cancha y adelanta marcas. Valdés y Belalcázar tienen demasiados problemas en el quite y se ganan amonestaciones muy temprano. Martínez nota la deficiencia en la cancha y sustituye a Belalcázar (que rompió su promesa después de una fecha) por Ayala. Con ese cambio estratégico, el Cali recupera el equilibrio y Valdés se contagia de la buena presentación del canterano mejorando el funcionamiento global en la media cancha. Montero oficiaba como enganche, habilitando a Járol, Sergio y Córdoba pero no hubo suerte en la definición. A los dos minutos del segundo tiempo aparece Aguilar (quien ingresó por Córdoba) para poner un centro preciso en el área que Montero cabecea para el único del partido. Huila se recompone con cambios ofensivos, ingresan Pardo y Guazá (jugador para observar). Guazá, un morocho de buena talla se ubica por el costado de Domínguez, el más bajo de la zaga, en función de pivot ocasionando dificultades en la marca. Zapata le colabora con el de Cerrito y el problema se soluciona sin mayor inconveniente. Al final, entra Carrillo por Járol, Montero lo deja para gol en los últimos minutos, pero no logra convertir la puntilla. La nómina estuvo a la altura, mostrando regularidad en todas sus líneas, superando al Huila en una plaza históricamente difícil para el Superdépor.
Es una gran victoria del plantel. Pueden trabajar una semana más con tranquilidad, la hinchada estará en calma, el Presidente Otoya podrá salir a la calle sin que lo insulten cada cuadra y los detractores del proceso cambiarán al optimismo hasta la próxima derrota. Hay que seguir con el trabajo psicológico y táctico, para aprovechar este envión y llevar la curva de rendimiento al tope en finales. El próximo partido del Cali, contra Santa Fe, será el termómetro que necesitará que la hinchada retome toda la confianza.
El jalón de orejas funcionó. Martínez replanteó su idea y se la está jugando con la cantera que siente y sufre el equipo. Elementos como Ayala, Domínguez, Montero y Aguilar, rodeados del liderazgo de Zapata han demostrado que merecen continuidad. Domínguez le da volumen de juego en largo y corto al equipo y se entiende bien con delanteros y mediocampistas; Aguilar es dinámico, presiona con insistencia y ha desplegado su talento en los centros de costado; Ayala es ordenado, con quite del balón y salida con criterio, se distingue por sus diagonales internas en el ataque; Montero es simplemente un crack que, increíblemente, se le puede convertir en una papa caliente a la actual Junta.
El de Campo de la Cruz llegó al Cali siendo goleador del FPC. Realizó una brillante campaña que llevó al Atlético Huila a una final. Unas declaraciones del joven jugador causaron malestar apenas empezaba su temporada. El Deportivo Cali es conocido como un quemadero de jugadores y lo fue más en la era Labruna. Seguramente Montero sintió temor de ver su carrera frenada y cometió el error de decirlo públicamente. Inició muy bien, anotando un gol de gran factura en el partido contra Pasto. Después se diluyó, Labruna se fue, llegó Otero y tampoco pudo brillar. La hinchada la tomó contra él después de su fracaso. Luego, en la era Carreño perdió la titularidad con jugadores de menos talento como Milton Rodríguez. Definitivamente el uruguayo estaba muy confundido, sobre todo al ver que Montero cada vez que ingresaba, anotaba. En la era Martínez, Montero se destapó convirtiendo goles de todas las facturas posibles. y ayudando al resto de sus compañeros a que los conviertan. Es la sensación del campeonato, hinchas del Cali y de otros equipos reconocen en él una figura futbolística que poco se ve en el FPC por su gran calidad, técnica y exquisita definición.
Después de la salida de Álvaro "Caracho" Domínguez, el Cali no ha tenido nada que se asemeje a un ídolo. Ahora que aparece Montero, la gente quiere más, pero la situación económica del Cali no lo va a permitir. El equipo es una institución vendedora, que tiene en sus divisiones inferiores una fuente de ingresos muy importante. Para mantener el equilibrio financiero se debe vender al menos un jugador al extranjero cada año. Dadas las paupérrimas actuaciones en los últimos torneos, el único candidato posible es el "Matador".
El costo deportivo de la venta del goleador puede ser demasiado alto. El Cali está en la necesidad de conseguir títulos nacionales e internacionales, y un jugador con el perfil de Montero, rodeado de otros buenos elementos puede ser aquél que le dé la gloria definitiva. Que en términos de imagen le puede dar al Cali, muchos más dividendos desde todo punto de vista. Claro está, tiene riesgos, Montero se puede enfermar o lesionar y se perdería la oportunidad de la venta. Mejor pájaro en mano que cien volando dirían algunos, pero es conveniente sopesar el riesgo de vender temprano sacrificando el horizonte deportivo, versus esperar la posible gloria que nos puede dar este jugador con la posibilidad latente de una lesión complicada.
Las probabilidades indican que se va en diciembre, para tristeza de la fanaticada azucarera. Por el momento, deberíamos disfrutarlo, apoyarlo para que, si se va, triunfe en su destino inmediato y después nos dé una mano en la selección Colombia. Igual, pase lo que pase, el canterano siempre será motivo de orgullo verdiblanco.
Temas propuestos
1. Impresiones generales sobre la victoria en Neiva.
2. Qué riesgo debe asumir el Cali con Montero, ¿dejarlo un tiempo más o venderlo una vez termine el campeonato?
3. ¿Qué otros jugadores venderían para que Montero se pudiera quedar?
Obelisco
Es una gran victoria del plantel. Pueden trabajar una semana más con tranquilidad, la hinchada estará en calma, el Presidente Otoya podrá salir a la calle sin que lo insulten cada cuadra y los detractores del proceso cambiarán al optimismo hasta la próxima derrota. Hay que seguir con el trabajo psicológico y táctico, para aprovechar este envión y llevar la curva de rendimiento al tope en finales. El próximo partido del Cali, contra Santa Fe, será el termómetro que necesitará que la hinchada retome toda la confianza.
El jalón de orejas funcionó. Martínez replanteó su idea y se la está jugando con la cantera que siente y sufre el equipo. Elementos como Ayala, Domínguez, Montero y Aguilar, rodeados del liderazgo de Zapata han demostrado que merecen continuidad. Domínguez le da volumen de juego en largo y corto al equipo y se entiende bien con delanteros y mediocampistas; Aguilar es dinámico, presiona con insistencia y ha desplegado su talento en los centros de costado; Ayala es ordenado, con quite del balón y salida con criterio, se distingue por sus diagonales internas en el ataque; Montero es simplemente un crack que, increíblemente, se le puede convertir en una papa caliente a la actual Junta.
El de Campo de la Cruz llegó al Cali siendo goleador del FPC. Realizó una brillante campaña que llevó al Atlético Huila a una final. Unas declaraciones del joven jugador causaron malestar apenas empezaba su temporada. El Deportivo Cali es conocido como un quemadero de jugadores y lo fue más en la era Labruna. Seguramente Montero sintió temor de ver su carrera frenada y cometió el error de decirlo públicamente. Inició muy bien, anotando un gol de gran factura en el partido contra Pasto. Después se diluyó, Labruna se fue, llegó Otero y tampoco pudo brillar. La hinchada la tomó contra él después de su fracaso. Luego, en la era Carreño perdió la titularidad con jugadores de menos talento como Milton Rodríguez. Definitivamente el uruguayo estaba muy confundido, sobre todo al ver que Montero cada vez que ingresaba, anotaba. En la era Martínez, Montero se destapó convirtiendo goles de todas las facturas posibles. y ayudando al resto de sus compañeros a que los conviertan. Es la sensación del campeonato, hinchas del Cali y de otros equipos reconocen en él una figura futbolística que poco se ve en el FPC por su gran calidad, técnica y exquisita definición.
Después de la salida de Álvaro "Caracho" Domínguez, el Cali no ha tenido nada que se asemeje a un ídolo. Ahora que aparece Montero, la gente quiere más, pero la situación económica del Cali no lo va a permitir. El equipo es una institución vendedora, que tiene en sus divisiones inferiores una fuente de ingresos muy importante. Para mantener el equilibrio financiero se debe vender al menos un jugador al extranjero cada año. Dadas las paupérrimas actuaciones en los últimos torneos, el único candidato posible es el "Matador".
El costo deportivo de la venta del goleador puede ser demasiado alto. El Cali está en la necesidad de conseguir títulos nacionales e internacionales, y un jugador con el perfil de Montero, rodeado de otros buenos elementos puede ser aquél que le dé la gloria definitiva. Que en términos de imagen le puede dar al Cali, muchos más dividendos desde todo punto de vista. Claro está, tiene riesgos, Montero se puede enfermar o lesionar y se perdería la oportunidad de la venta. Mejor pájaro en mano que cien volando dirían algunos, pero es conveniente sopesar el riesgo de vender temprano sacrificando el horizonte deportivo, versus esperar la posible gloria que nos puede dar este jugador con la posibilidad latente de una lesión complicada.
Las probabilidades indican que se va en diciembre, para tristeza de la fanaticada azucarera. Por el momento, deberíamos disfrutarlo, apoyarlo para que, si se va, triunfe en su destino inmediato y después nos dé una mano en la selección Colombia. Igual, pase lo que pase, el canterano siempre será motivo de orgullo verdiblanco.
Temas propuestos
1. Impresiones generales sobre la victoria en Neiva.
2. Qué riesgo debe asumir el Cali con Montero, ¿dejarlo un tiempo más o venderlo una vez termine el campeonato?
3. ¿Qué otros jugadores venderían para que Montero se pudiera quedar?
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Etiquetas: atlético huila, deportivo cali, freddy montero, resumen
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