Obelisco - Cultura Alternativa del Fútbol - Deportivo Cali

domingo, septiembre 14, 2008

Por el milagro (previa)

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La intermitencia crónica del Deportivo Cali confunde a los más desprevenidos. A pesar de un arranque poco alentador, el equipo sí muestra una idea táctica clara que ante los resultados pasa desapercibida. Martínez presenta básicamente dos tipos de formaciones: el 4-2-3-1 y el 4-3-1-2. La primera, generalmente alinea a Montero y Córdoba abiertos por las bandas para bloquear la salida de los laterales cuando el equipo se defiende y abriendo los extremos cuando se ataca. Batalla es el encargado de organizar, Valdés y Ayala los destructores de juego. Arriba como único punta el centrodelantero Sergio Herrera. La segunda tiene a Aguilar y Ayala, menos comprometidos con la marca y más atentos a acompañar al bloque ofensivo. Valdés es el del equilibrio. En este esquema, Montero juega de mediapunta, como un 10 moderno, cerca del arco pero también acompañando a los que arman la jugada (Diego Luna). Su acompañante en la delantera varía, generalmente es Sergio Herrera y otras veces es Herman Córdoba.

Los dos esquemas tienen ventajas y desventajas particulares para el Superdépor. El 4-2-3-1 es útil cuando el contrario tiene laterales con buena proyección y volantes de primera línea que tienden a centralizarse. También ayuda cuando el contrario se cierra con dos lineas. Cambios de frente y pases largos a los volantes externos pueden romper la defensa contraria si se mezclan con rapidez o técnica. La desventaja es que si los encargados de evitar la salida de los laterales falla, probablemente los volantes de primera línea no van a dar abasto (especialmente si el otro equipo tiene un enganche con algo de habilidad esperando), y menos si tienen que cuidar la función de los laterales. En términos individuales, el problema grave es dejar a Montero pegado a la banda, lejos de sus compañeros y el área de peligro, cumpliendo una función táctica que debe aprender, pero que no siente como propia. Si se le agrega que Sergio Herrera no se encuentra en un nivel adecuado, el esquema practicamente colapsa.

En el 4-3-1-2, el equipo se siente más suelto. Montero es libre de deambular por la zona de peligro, Batalla tiene mayor acompañamiento de los volantes de primera y los laterales un mayor respaldo defensivo. El inconveniente, como deben haber adivinado, es que se facilita la salida de los laterales contrarios y se presiona más atrás. En este caso son Montero o Herrera los que completan la línea de 4 cuando el Cali se defiende (a Batalla no se le asigna esta responsabilidad), alejándolos de su zona de influencia.

Los dos sistemas tienen indicaciones dependiendo del rival. Por ejemplo, Martínez acertó al aplicar el 4-2-3-1 contra los de la Lista Clinton porque le cortó las alas a Armero y Vélez, laterales con mucha vocación de ataque. Finalmente los desesperó a todos y cuando les varió el sistema no se pudieron adaptar, permitiendo el juego brillante de Fredy Montero. En Pasto, Martínez se equivocó, porque no había necesidad de cubrir los laterales y amarrar a Montero a la banda derecha. Perdió demasiado volumen de ataque con la obsesión de una figura táctica disciplinada.

Globalmente, los esquemas no tienen la regularidad suficiente por individualidades que no suman para hacerlo sólido. Los marcadores laterales son culpables en gran parte. Freddy Hurtado, el de la banda derecha tiene buen manejo del balón y gana en los balones aéreos pero cuando sale no regresa con velocidad, tiende también, a desconcentrarse con facilidad y perder su referencia. Jaír Benítez el del lado contrario, es rápido, unas veces técnico y otras muy torpe, regresa mejor, pero no hace caso de la figura defensiva, es distraído tácticamente y es flojísimo en el uno a uno; además, sus centros a la media luna se tornan fácilmente en contraataques letales del contrario. Esto hace que los centrales y marcadores tengan más trabajo y a la vez produce desorden en toda la zaga por la cantidad de relevos complicados que exige. Por eso no es raro ver a Zapata, Briceño, Valdés, Ayala y Kennedy corriendo por zonas donde normalmente no deberían estar.

En ataque la situación es igual de complicada. El Cali muestra fútbol cuando pone el balón al piso. La primera equivocación son entonces, los saques largos e imprecisos de Juan Pablo Ramírez. Sergio Herrera no está ganando en el cabezazo y no puede pivotear y menos bajar un balón; es mejor arrancar jugando con pelota dominada y no rifandola. Los jugadores con manejo están y no existe una razón para jugar en largo a menos que el rival esté sofocando en cancha propia. Después, hay que revisar el bloque ofensivo. El Cali llega con muy pocos hombres al área contraria, sigue sin ser solidario porque no hay movilidad. Los volantes de primera línea se apegan mucho a su función defensiva y poco arriesgan, probablemente porque saben que atrás no hay garantías si ellos no están. Valdés casi no acompaña, Ayala trata de organizar desde atrás pero no pasa la línea del balón con frecuencia, el más atento es Aguilar que cumple bien con las dos funciones. Diego Luna, es un buen pasador, pero no es un mago, él necesita de socios y en el caso del Cali no aparecen por ninguna parte. Menos, cuando Montero y/o Córdoba están concentrados en cumplirle al Profe Martínez, Ayala y Valdés están preocupados haciendo por 4 y Sergio Herrera vive en otro mundo.

¿Qué habría que hacer? Brindarle mayor seguridad a la zaga. Sellar los laterales con jugadores importantes en el uno a uno. Calle ya demostró que lo puede hacer, por el otro costado la situación es difícil porque no existe un lateral como tal que tenga las características adecuadas. En ese caso se podrían ensayar otras medidas, probar a Briceño o a Loboa por ahí, sacrificar a Aguilar a ver qué pasa. Peor no podrá ser. En ataque, el cuento es más colectivo que individual y merece mucho trabajo de movilidad. Posiblemente haga falta alguien que se meta más en el cuento que Sergio Herrera. Ya se confirmó que Cabezas y Diego Luna se entienden muy bien.

Corrigiendo sobre lo trabajado es posible armar un equipo competitivo que le dé mayores satisfacciones a la hinchada y es a lo que Martínez tiene que apuntarle este martes. Del equipo rojo que no existe se sabe todo, corren y corren (corre-corre), se desesperan fácil, no tienen pausa y presentan en la titular a algunos jugadores que les corre nieve por las venas. Umaña debe haber analizado el partido pasado y corregido las falencias para evitar que sus laterales se queden sin proyección. Otálvaro podría estar involucrado en eso, jugando menos por la banda y más libre en la zona medular. También podría acudir a los pases largos buscando a Paulo César Arango en terreno de duelo personal con Benítez. A Ramos hay que cuidarlo, porque aunque torpe, llega bien en el cabezazo al segundo palo y no le será difícil superar la marca de cualquiera de los dos distraídos laterales azucareros.

Precauciones deben ser tomadas en todas las áreas de la cancha con la mayor responsabilidad porque por un gol que marquen los de Miguel, la clasificación se va para la caneca (basura, no la de aguardiente). La zaga azucarera tiene que ser completamente limpia y leal, porque el central asignado es Óscar Julián Ruiz. Lamentablemente la Junta Directiva del Cali en una actitud de inutilidad, falta de amor por el equipo e irrespeto a la hinchada decidió no hacer nada frente a aquella designación a pesar de las advertencias. Entonces, los defensas a guardar las manos en el área todo el tiempo, utilizando la sagacidad para evitar faltas dentro y cerca del área, tratando de perfilar a los atacantes rojos en vez de tumbarlos. El nefasto "Llanerito" no perderá la oportunidad de sancionar cualquier falta dentro o cerca del área de esas que son "dudosas". Esto amerita concentración total porque la Junta ha dejado a la deriva a Martínez y sus muchachos. De ellos depende, porque la pelea que se tenía que dar en el escritorio para que por lo menos el partido tuviera algo de limpieza no se dió.

Superar el resultado adverso está bien difícil. Lo peor de todo es que hay que asegurar la clasificación directa. Ramírez ha demostrado que no es un arquero antipenal, tiende a tirarse al lado contrario (sorpresas se pueden dar). La premisa es, como siempre, no desbocarse como locos a conseguir el resultado en los primeros 15 minutos atendiendo el clamor idealista de la fanaticada, administrar el balón con inteligencia y concretar las opciones que se presenten. La defensa roja no es invencible, de hecho es bastante floja, la tenencia del balón los desespera al máximo porque no tienen idea qué hacer cuando no está en sus pies.

La adversidad es inmensa
, el martes se sabrá si definitivamente se salda la deuda que técnico y jugadores tienen con la hinchada más culta del país.

Temas propuestos

1. ¿Existe una idea táctica clara en el Deportivo Cali?

2. Qué esquema le funcionará mejor al Cali contra los rojos, ¿4-3-1-2 ó 4-2-3-1?
3. ¿Se dará el milagro?

4. Previa del partido: formación ideal, fortalezas del Cali, debilidades del contrario, jugador clave, etc.


Obelisco


PS: Por favor recuerden diligenciar y enviar el CALIGOL IV, el plazo ya casi se vence.

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