Diez años después
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Pinto se notaba molesto cuando Carlos Antonio Vélez le preguntó por el porvenir de José Eugenio "Cheché" Hernández. Cinco días antes había hablado con su asistente y parecía que continuaría en su puesto con la selección Colombia. Varias cosas han pasado: el Presidente Otoya se reunió nuevamente con el "Cheché" esta semana y con seguridad le ofreció una muy buena cantidad de dinero para que iniciara su labor al frente del Glorioso Deportivo Cali.
La situación en la que llegaría el "Cheché" es bastante diferente a la que sucedía a mediados de 1998. Don Humberto Arias era el héroe del Cali, había logrado recientemente la sexta estrella y los hinchas estaban tranquilos. El equipo estaba lleno de figuras de la cantera que, aunque no rindieron con Reinaldo Rueda, estaban ávidos de triunfo. El campeonato era distinto, se jugaba a un año largo, el proceso se podía dar de otra forma, no existía la inmediatez de los torneos cortos y el afán del hincha de salir campeón cada 6 meses. La Junta no estaba en entredicho, nunca se habló de un presidente que no supiera de fútbol y con toda seguridad no se veían los desmanes de fanáticos en la cancha. La estabilidad económica del equipo daba para conseguir refuerzos de mayor valía, aunque con esa tromba era poco lo que se necesitaba. Tal vez lo único similar era la prensa "delincuencial" y su mala leche, eso no ha cambiado.
El reto que enfrentará el "Cheché" es muy grande. No hay que meterse mentiras. El objetivo del "Cheché" será la Copa Sudamericana y la Mustang, al menos un título tiene que conseguir, porque la hinchada muy pronto dejará de apoyar si los resultados no se ven y la prensa no dejará de cansar con sus chismes y rumores. El buen ambiente en el Cali no dura más de tres meses.
La clave para que este nuevo proceso triunfe es el manejo que se les dé a los jugadores. Son ellos los que controlan el Club, deciden cuando deben jugar, cuando no; cuando debe salir el técnico o si se debe quedar. Tendrá que estar atento a aquellos socios que empiecen a rondar a los jugadores para meterles cucarachas en la cabeza. A la vez, hacer un trabajo táctico en un equipo que casi no lo tiene y redirigir todo lo que englobe a las divisiones menores. No debería ser así, no todo la labor debería ser suya, pero no hay una directiva capaz de intervenir el cáncer que se carcome al equipo. Cáncer que empezó a mediados de los 90s, con un paternalismo excesivo y el cambio de objetivos deportivos y de gloria moral por la adquisición de dinero a toda costa.
Es increíble que Hernández esté pensando en el Deportivo Cali. Su posición en la selección Colombia era importante, tenía buenas posibilidades de llegar a un mundial y mejorar su reputación ante la crítica nacional e internacional. Debe tener muchas ganas de estar en el equipo que lo vió triunfar por primera vez y como hinchas es nuestro menester agradecerle su interés, porque no se puede desconocer que el Cali es un cementerio de entrenadores. Hay mucho en riesgo para el técnico subcampeón de Copa.
Bienvenida, de nuevo, la "Chechemanía".
Temas
1. ¿Podrá el "Cheché" solucionar los problemas del Cali?
2. ¿Qué expectativas tiene el hincha para el próximo semestre?
Obelisco
La situación en la que llegaría el "Cheché" es bastante diferente a la que sucedía a mediados de 1998. Don Humberto Arias era el héroe del Cali, había logrado recientemente la sexta estrella y los hinchas estaban tranquilos. El equipo estaba lleno de figuras de la cantera que, aunque no rindieron con Reinaldo Rueda, estaban ávidos de triunfo. El campeonato era distinto, se jugaba a un año largo, el proceso se podía dar de otra forma, no existía la inmediatez de los torneos cortos y el afán del hincha de salir campeón cada 6 meses. La Junta no estaba en entredicho, nunca se habló de un presidente que no supiera de fútbol y con toda seguridad no se veían los desmanes de fanáticos en la cancha. La estabilidad económica del equipo daba para conseguir refuerzos de mayor valía, aunque con esa tromba era poco lo que se necesitaba. Tal vez lo único similar era la prensa "delincuencial" y su mala leche, eso no ha cambiado.
El reto que enfrentará el "Cheché" es muy grande. No hay que meterse mentiras. El objetivo del "Cheché" será la Copa Sudamericana y la Mustang, al menos un título tiene que conseguir, porque la hinchada muy pronto dejará de apoyar si los resultados no se ven y la prensa no dejará de cansar con sus chismes y rumores. El buen ambiente en el Cali no dura más de tres meses.
La clave para que este nuevo proceso triunfe es el manejo que se les dé a los jugadores. Son ellos los que controlan el Club, deciden cuando deben jugar, cuando no; cuando debe salir el técnico o si se debe quedar. Tendrá que estar atento a aquellos socios que empiecen a rondar a los jugadores para meterles cucarachas en la cabeza. A la vez, hacer un trabajo táctico en un equipo que casi no lo tiene y redirigir todo lo que englobe a las divisiones menores. No debería ser así, no todo la labor debería ser suya, pero no hay una directiva capaz de intervenir el cáncer que se carcome al equipo. Cáncer que empezó a mediados de los 90s, con un paternalismo excesivo y el cambio de objetivos deportivos y de gloria moral por la adquisición de dinero a toda costa.
Es increíble que Hernández esté pensando en el Deportivo Cali. Su posición en la selección Colombia era importante, tenía buenas posibilidades de llegar a un mundial y mejorar su reputación ante la crítica nacional e internacional. Debe tener muchas ganas de estar en el equipo que lo vió triunfar por primera vez y como hinchas es nuestro menester agradecerle su interés, porque no se puede desconocer que el Cali es un cementerio de entrenadores. Hay mucho en riesgo para el técnico subcampeón de Copa.
Bienvenida, de nuevo, la "Chechemanía".
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1. ¿Podrá el "Cheché" solucionar los problemas del Cali?
2. ¿Qué expectativas tiene el hincha para el próximo semestre?
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Etiquetas: chechemania, deportivo cali, editorial, jose eugenio "cheché" hernández
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