Cómo nos cambia la vida
De tácticas y aquelarres
por Aredes
Qué gusto y qué satisfacción se siente cuando el trabajo duro y serio empieza a dar frutos, por encima de la incredulidad heredada de procesos fracasados, del ensañamiento de la prensa local, de la falta de motivación de un grupo e incluso del azar que parecía no querer devolvernos las victorias en suelo vallecaucano. En cabeza de estos frutos está la figura de Daniel Carreño, quien con su pinta de cantante de baladas de plancha y melena ochentera empieza a imponer un estilo dentro y fuera del campo, con su manera de ser calmada pero tajante ante las provocaciones de los medios caleños, con sus planteamientos inteligentes en el terreno de juego y con su pasión dirigiendo desde el costado de la cancha. Muchos años perdurará en nuestra memoria caleña la imagen del oriental calmando desde el suelo a Camilo Ayala, en una actitud casi paternal, para salvarlo de una inminente segunda amonestación ante la provocación de un jugador panadero.
La principal virtud a destacar en Carreño es su instinto de supervivencia, su manera de sacar adelante el equipo con los recursos disponibles llegando incluso a sacrificar su idea táctica como el consabido sistema de tres defensas. El planteamiento de reemplazar el talento creador por un sistema de ataque masivo es genial. En vista de que ninguno de los creativos disponibles han dado la talla para echarse al hombro la responsabilidad generadora, Carreño se las ha ingeniado para atacar en bloque y de manera asimétrica al rival. En un fútbol como el de nuestro medio en donde la mayoría de equipos atacan con tres o cuatro jugadores sumando de vez en cuando a un lateral o a un volante de primera línea para crear sorpresa, este Deportivo Cali muestra un esquema interesantísimo en ofensiva sumando seis jugadores en función atacante permanente. El espacio en el medio campo se colma totalmente con los dos volantes laterales y el volante central, constantemente apoyados por alguno de los laterales y por los dos delanteros en donde Cordobita ha jugado un papel destacado moviendo los marcadores centrales para crear espacios. Ese agrupamiento de hombres en el último tercio de la cancha obliga al rival a retroceder para compensar el número de atacantes que llegan con posibilidad de marcar.
Es de esperar que la idea siga evolucionando en procura del perfeccionamiento, este sistema en el que no hay figuras resulta bastante prometedor para el hincha azucarero porque supone una propuesta ofensiva. En contraste, el sector defensivo que se vio poco exigido en el partido anterior aún deja ver debilidades por la intermitencia de los centrales, sobre todo de Espínola que puede variar desde una pasividad increíble como en la jugada por el sector izquierdo en que Carmelo Valencia tuvo todo el tiempo del mundo para esperar la diagonal de Galván - que increíblemente falló el descuento - hasta una confianza y serenidad abrumadoras como en la jugada de globito que sacó de la raya al tiro de esquina como si se tratara de un episodio en la mitad del campo. Es de esperar que con los juegos, a medida que la sangre azucarera le empiece a hervir y alentado por el apoyo de la tribuna, se vuelva más constante y junto con él, toda la zaga la cual está llamado a liderar.
Adicionalmente a la intermitencia, la defensa sigue luciendo sola en muchos pasajes del juego. Como ya se había advertido anteriormente, las parejas de volante-lateral por cada costado siguen demorando el retorno, con lo que dejan expuestos a los tres jugadores más retrasados. Menos mal que gracias a la inversión de la figura 1-2 (Arrechea, Espínola, Zapata) por la 2-1 (Espínola, Zapata, Belalcázar), se puede enfrentar la arremetida contraria en el segundo cuarto de la propia cancha, dando oportunidad a los jugadores propios en función ofensiva de pasar por detrás de la jugada y hacer el relevo o referenciar contrarios en zonas libres.
Por último, la rotación que se la ha dado a la nómina es excelente. Al parecer Carreño piensa agotar todos los recursos en bien del funcionamiento del equipo, algo altamente criticado a técnicos anteriores con los casos de Morínigo o del mismo Riveros, que sólo vio la titular hasta que Ciciliano se lesionó en cuadrangulares para ser artífice del campeonato del 2005. Sin ir más allá, el acondicionamiento de Tapia en función mixta, un jugador que en el Cali había mostrado muy poco, fue exitosa. La ubicación de Juan Guillermo Domínguez y del completísimo Camilo Ayala son otros ejemplos que, dejan al hincha caleño pensando, por ejemplo, en lo que puede llegar a ser el regreso de Járol Herrera, jugador interesantísimo pero tal vez mal aprovechado y mal posicionado anteriormente por De La Pava, Sarmiento y Labruna. El regreso pausado de Carrillo y de Sergio Herrera también es prometedor, dos fieras que se tendrán que acostumbrar de nuevo al ritmo de competencia y que tienen en Cordobita y ahora en un Milton reencontrado con las redes unas referencias bien altas, que generan una sana competencia para el beneficio del equipo.
Sólo queda esperar que se siga aprovechando el fuerte del equipo que es sin duda la dinámica en ataque y que no se caiga en la tentación de poner a esperar atrás a este grupo que le sobran ímpetus para devorar contrarios. No hay motivo de celebración todavía, falta mucho por recorrer pero la evolución ha sido patente y con ella ha empezado a llegar la tan anhelada y extrañada calma a la Sede Urbana, a la sede de Pance, al exigente segundo piso del Pascual y por supuesto a la principal tribuna del hincha azucarero, la prestigiosa Cultura Alternativa.
Temas
1. Después de lo expuesto ante Nacional y Junior, ¿es necesario aún un volante creativo tipo diez clásico o enganche?
2. Lo mejor y peor de Carreño.
3. ¿El equipo se ve equilibrado en defensa y ataque?
4. ¿Ya está definida la formación titular?
- La Bruja
por Aredes
Qué gusto y qué satisfacción se siente cuando el trabajo duro y serio empieza a dar frutos, por encima de la incredulidad heredada de procesos fracasados, del ensañamiento de la prensa local, de la falta de motivación de un grupo e incluso del azar que parecía no querer devolvernos las victorias en suelo vallecaucano. En cabeza de estos frutos está la figura de Daniel Carreño, quien con su pinta de cantante de baladas de plancha y melena ochentera empieza a imponer un estilo dentro y fuera del campo, con su manera de ser calmada pero tajante ante las provocaciones de los medios caleños, con sus planteamientos inteligentes en el terreno de juego y con su pasión dirigiendo desde el costado de la cancha. Muchos años perdurará en nuestra memoria caleña la imagen del oriental calmando desde el suelo a Camilo Ayala, en una actitud casi paternal, para salvarlo de una inminente segunda amonestación ante la provocación de un jugador panadero.
La principal virtud a destacar en Carreño es su instinto de supervivencia, su manera de sacar adelante el equipo con los recursos disponibles llegando incluso a sacrificar su idea táctica como el consabido sistema de tres defensas. El planteamiento de reemplazar el talento creador por un sistema de ataque masivo es genial. En vista de que ninguno de los creativos disponibles han dado la talla para echarse al hombro la responsabilidad generadora, Carreño se las ha ingeniado para atacar en bloque y de manera asimétrica al rival. En un fútbol como el de nuestro medio en donde la mayoría de equipos atacan con tres o cuatro jugadores sumando de vez en cuando a un lateral o a un volante de primera línea para crear sorpresa, este Deportivo Cali muestra un esquema interesantísimo en ofensiva sumando seis jugadores en función atacante permanente. El espacio en el medio campo se colma totalmente con los dos volantes laterales y el volante central, constantemente apoyados por alguno de los laterales y por los dos delanteros en donde Cordobita ha jugado un papel destacado moviendo los marcadores centrales para crear espacios. Ese agrupamiento de hombres en el último tercio de la cancha obliga al rival a retroceder para compensar el número de atacantes que llegan con posibilidad de marcar.
Es de esperar que la idea siga evolucionando en procura del perfeccionamiento, este sistema en el que no hay figuras resulta bastante prometedor para el hincha azucarero porque supone una propuesta ofensiva. En contraste, el sector defensivo que se vio poco exigido en el partido anterior aún deja ver debilidades por la intermitencia de los centrales, sobre todo de Espínola que puede variar desde una pasividad increíble como en la jugada por el sector izquierdo en que Carmelo Valencia tuvo todo el tiempo del mundo para esperar la diagonal de Galván - que increíblemente falló el descuento - hasta una confianza y serenidad abrumadoras como en la jugada de globito que sacó de la raya al tiro de esquina como si se tratara de un episodio en la mitad del campo. Es de esperar que con los juegos, a medida que la sangre azucarera le empiece a hervir y alentado por el apoyo de la tribuna, se vuelva más constante y junto con él, toda la zaga la cual está llamado a liderar.
Adicionalmente a la intermitencia, la defensa sigue luciendo sola en muchos pasajes del juego. Como ya se había advertido anteriormente, las parejas de volante-lateral por cada costado siguen demorando el retorno, con lo que dejan expuestos a los tres jugadores más retrasados. Menos mal que gracias a la inversión de la figura 1-2 (Arrechea, Espínola, Zapata) por la 2-1 (Espínola, Zapata, Belalcázar), se puede enfrentar la arremetida contraria en el segundo cuarto de la propia cancha, dando oportunidad a los jugadores propios en función ofensiva de pasar por detrás de la jugada y hacer el relevo o referenciar contrarios en zonas libres.
Por último, la rotación que se la ha dado a la nómina es excelente. Al parecer Carreño piensa agotar todos los recursos en bien del funcionamiento del equipo, algo altamente criticado a técnicos anteriores con los casos de Morínigo o del mismo Riveros, que sólo vio la titular hasta que Ciciliano se lesionó en cuadrangulares para ser artífice del campeonato del 2005. Sin ir más allá, el acondicionamiento de Tapia en función mixta, un jugador que en el Cali había mostrado muy poco, fue exitosa. La ubicación de Juan Guillermo Domínguez y del completísimo Camilo Ayala son otros ejemplos que, dejan al hincha caleño pensando, por ejemplo, en lo que puede llegar a ser el regreso de Járol Herrera, jugador interesantísimo pero tal vez mal aprovechado y mal posicionado anteriormente por De La Pava, Sarmiento y Labruna. El regreso pausado de Carrillo y de Sergio Herrera también es prometedor, dos fieras que se tendrán que acostumbrar de nuevo al ritmo de competencia y que tienen en Cordobita y ahora en un Milton reencontrado con las redes unas referencias bien altas, que generan una sana competencia para el beneficio del equipo.
Sólo queda esperar que se siga aprovechando el fuerte del equipo que es sin duda la dinámica en ataque y que no se caiga en la tentación de poner a esperar atrás a este grupo que le sobran ímpetus para devorar contrarios. No hay motivo de celebración todavía, falta mucho por recorrer pero la evolución ha sido patente y con ella ha empezado a llegar la tan anhelada y extrañada calma a la Sede Urbana, a la sede de Pance, al exigente segundo piso del Pascual y por supuesto a la principal tribuna del hincha azucarero, la prestigiosa Cultura Alternativa.
Temas
1. Después de lo expuesto ante Nacional y Junior, ¿es necesario aún un volante creativo tipo diez clásico o enganche?
2. Lo mejor y peor de Carreño.
3. ¿El equipo se ve equilibrado en defensa y ataque?
4. ¿Ya está definida la formación titular?
- La Bruja
Etiquetas: daniel carreño, de tácticas y aquelarres, editorial
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