Cada oveja con su pareja
De tácticas y aquelarres
Por Aredes
Desorden y ganas, en eso hemos coincidido la mayoría de los que ansiosamente pudimos ver el primer juego del Deportivo Cali en esta temporada. La idea táctica de Daniel Carreño lució muy complicada. Salvo los delanteros y el portero, los otros ocho jugadores se vieron desubicados en el campo tratando de encontrarle sentido a su función en la cancha. Este Deportivo Cali dejó ese sabor conocido y temido de que estamos empezando de cero.
Es natural, porque del proceso Labruna no quedó nada y mucho menos del aborto de proceso de Néstor Otero. Es natural, porque en el once inicial hay tres jugadores debutantes en la categoría, un extranjero nuevo en el equipo, varios jugadores que aun son novatos en la división y solo tres experimentados. Es natural porque el técnico apenas empieza a conocer a sus pupilos. Pero con todos esos problemas, la dificultad se hace inmensa al tratar de imponer un sistema que requiere una gran precisión en los movimientos y una disciplina táctica que solo se consigue con el vaivén de los partidos.
El triángulo defensivo, solo en su exilio, porque los demás jugadores de campo constantemente los abandonaron por sumarse al ataque, sobrevivió como pudo con el mismo sentido común de protección de las tribus nómadas que se mueven en grupo de zona en zona. Los tres del fondo se mantuvieron muy cerca entre sí, creando un tabique que no fue vulnerado en muchas ocasiones porque el Tolima no aprovechó nunca las zonas opuestas al balón, con cambios de frente el baile hubiera sido monumental al ritmo del bunde.
Pero la principal inquietud quedó reflejada en la individualidad de las parejas laterales. Los duetos Aguilar-Domínguez y Hurtado-Ayala bailaron cada uno por su lado, cada pareja lució totalmente divorciada, olvidaron en muchos pasajes sus funciones de llenar el medio campo para sumarse masivamente y de manera desordenada al ataque. El sistema sorprendió sobremanera porque se presentó una mezcla de volantes carrileros (al estilo del Cali de Labruna) y de volantes externos (al estilo de la selección Argentina de Peckerman), sin que ninguna de las dos figuras estuviera comprometida en la labor defensiva. De allí surgió gran parte del desorden, parece que no quedara claro quién debe patrullar la zona al frente de los defensores, no se explica cómo, volantes como Marrugo y Charria no hicieron de las suyas. Carreño, de persistir con su complicada idea táctica tendrá que sentarse por largas horas durante las prácticas y en el pizarrón con sus parejas de volantes para que logren compaginarse en el campo.
En medio del desorden resultó bastante positivo ver el potencial de Domínguez y Ayala como volantes de acompañamiento de Millán. Esos jugadores que eran totalmente desconocidos en esa función para la mayoría de hinchas, dejan la impresión de que pueden llegar a ser importantes en cuanto a liderazgo y dinámica del equipo y pueden convertirse en un apoyo fundamental para el creativo de turno, posición que por cierto está abierta para el primero que se enchufe, hasta ahora paradójicamente se la lleva Milton Rodríguez con ese pase milimétrico a Herman Córdoba.
No es obtuso pensar que con un simple cambio de uno de los centrales por un volante cabeza de área como Johnny Vásquez y el obligatorio retraso de los laterales, la vida sería mucho más fácil para los muchachos en el terreno, volviendo al esquema de cuatro defensores y jugando un rombo en el medio con el par de diamantes en bruto destacados arriba.
Por ahora esperemos que Ricardo Martínez comparta la visión de la mayoría de hinchas y dentro de sus labor como máxima autoridad deportiva del equipo evite que Carreño se nos cierre a una idea que fácilmente, lejos de eliminarse, puede evolucionar para bien de la institución.
Por último, merece una mención especial el coraje y la entrega con que los chicos como Aguilar, Cordobita, Ayala y Domínguez contagiaron a todo el equipo. Con eso lograron encender en nuestras almas caleñas esa esperanza de que mientras no se bajen los brazos las cosas deben mejorar.
Temas
1. ¿Está Carreño haciendo más difícil su labor al imponer un sistema conocido para él pero desconocido para sus jugadores?
2. ¿Qué tanto se debe esperar para hacer correcciones a una idea táctica?
3. ¿Qué ventajas puede tener el sistema esbozado el domingo pasado?
4. ¿El director deportivo debe influir directamente en el comportamiento táctico del
equipo?
-La bruja
Por Aredes
Desorden y ganas, en eso hemos coincidido la mayoría de los que ansiosamente pudimos ver el primer juego del Deportivo Cali en esta temporada. La idea táctica de Daniel Carreño lució muy complicada. Salvo los delanteros y el portero, los otros ocho jugadores se vieron desubicados en el campo tratando de encontrarle sentido a su función en la cancha. Este Deportivo Cali dejó ese sabor conocido y temido de que estamos empezando de cero.
Es natural, porque del proceso Labruna no quedó nada y mucho menos del aborto de proceso de Néstor Otero. Es natural, porque en el once inicial hay tres jugadores debutantes en la categoría, un extranjero nuevo en el equipo, varios jugadores que aun son novatos en la división y solo tres experimentados. Es natural porque el técnico apenas empieza a conocer a sus pupilos. Pero con todos esos problemas, la dificultad se hace inmensa al tratar de imponer un sistema que requiere una gran precisión en los movimientos y una disciplina táctica que solo se consigue con el vaivén de los partidos.
El triángulo defensivo, solo en su exilio, porque los demás jugadores de campo constantemente los abandonaron por sumarse al ataque, sobrevivió como pudo con el mismo sentido común de protección de las tribus nómadas que se mueven en grupo de zona en zona. Los tres del fondo se mantuvieron muy cerca entre sí, creando un tabique que no fue vulnerado en muchas ocasiones porque el Tolima no aprovechó nunca las zonas opuestas al balón, con cambios de frente el baile hubiera sido monumental al ritmo del bunde.
Pero la principal inquietud quedó reflejada en la individualidad de las parejas laterales. Los duetos Aguilar-Domínguez y Hurtado-Ayala bailaron cada uno por su lado, cada pareja lució totalmente divorciada, olvidaron en muchos pasajes sus funciones de llenar el medio campo para sumarse masivamente y de manera desordenada al ataque. El sistema sorprendió sobremanera porque se presentó una mezcla de volantes carrileros (al estilo del Cali de Labruna) y de volantes externos (al estilo de la selección Argentina de Peckerman), sin que ninguna de las dos figuras estuviera comprometida en la labor defensiva. De allí surgió gran parte del desorden, parece que no quedara claro quién debe patrullar la zona al frente de los defensores, no se explica cómo, volantes como Marrugo y Charria no hicieron de las suyas. Carreño, de persistir con su complicada idea táctica tendrá que sentarse por largas horas durante las prácticas y en el pizarrón con sus parejas de volantes para que logren compaginarse en el campo.
En medio del desorden resultó bastante positivo ver el potencial de Domínguez y Ayala como volantes de acompañamiento de Millán. Esos jugadores que eran totalmente desconocidos en esa función para la mayoría de hinchas, dejan la impresión de que pueden llegar a ser importantes en cuanto a liderazgo y dinámica del equipo y pueden convertirse en un apoyo fundamental para el creativo de turno, posición que por cierto está abierta para el primero que se enchufe, hasta ahora paradójicamente se la lleva Milton Rodríguez con ese pase milimétrico a Herman Córdoba.
No es obtuso pensar que con un simple cambio de uno de los centrales por un volante cabeza de área como Johnny Vásquez y el obligatorio retraso de los laterales, la vida sería mucho más fácil para los muchachos en el terreno, volviendo al esquema de cuatro defensores y jugando un rombo en el medio con el par de diamantes en bruto destacados arriba.
Por ahora esperemos que Ricardo Martínez comparta la visión de la mayoría de hinchas y dentro de sus labor como máxima autoridad deportiva del equipo evite que Carreño se nos cierre a una idea que fácilmente, lejos de eliminarse, puede evolucionar para bien de la institución.
Por último, merece una mención especial el coraje y la entrega con que los chicos como Aguilar, Cordobita, Ayala y Domínguez contagiaron a todo el equipo. Con eso lograron encender en nuestras almas caleñas esa esperanza de que mientras no se bajen los brazos las cosas deben mejorar.
Temas
1. ¿Está Carreño haciendo más difícil su labor al imponer un sistema conocido para él pero desconocido para sus jugadores?
2. ¿Qué tanto se debe esperar para hacer correcciones a una idea táctica?
3. ¿Qué ventajas puede tener el sistema esbozado el domingo pasado?
4. ¿El director deportivo debe influir directamente en el comportamiento táctico del
equipo?
-La bruja
Etiquetas: cantera, de tácticas y aquelarres, deportivo cali, editorial
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