Una buena suplencia
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El semestre pasado la nómina titular del Cali tuvo regularidad. Con los llamados a selección y las lesiones, los suplentes tuvieron algunas oportunidades de demostrar sus condiciones. Los resultados no fueron los más alentadores: no las aprovecharon. De hecho, al final Labruna prefirió alinear a elementos que no estaban al 100%.
Lo lógico sería que una institución con la mejor cantera del país tuviera variantes de muy buenas condiciones para que oxigenaran al equipo en los momentos claves del partido o del torneo. La diferencia entre la titular y la suplente era inmensa. Eso se pudo detectar en el partido que se perdió contra el Atlético Bucaramanga. La afición esperaba concordancia entre unos y otros, pero la diferencia fué monumental y preocupante.
Aunque muchos de los cambios que hizo Labruna fueron acertados y efectivos, la nómina suplente generalmente no proveía de alternativas válidas para el equipo. Hay que tener en cuenta que muchos de esos suplentes eran refuerzos originalmente para la titular. En la Mustang II 2007 era frecuente ver en el banco a Arrechea, Járol Herrera, Bréinner Castillo, Cardetti o Carrillo, Bernal, Velásquez y una que otra vez a algún canterano para debutar. De los jugadores nombrados, exceptuando a Carrillo, ninguno marcó gran diferencia cuando ingresó, y sería atrevido decir que alguno de ellos es malo o que no tenga las condiciones necesarias para estar en el equipo.
Quedan entonces muchas dudas sobre el valor de la banca en el Cali. La cultura popular dice que el jugador suplente, cada vez que tiene una oportunidad en la titular se mata para mantenerla. En el Cali, no puede ser más falso. Ningún suplente aprovechó la oportunidad para ser inicialista. La supuesta razón: que no tenían continuidad futbolística y que por eso, cuando ingresaban, no tenían distancia y no les alcanzaba para brillar. Argumento que no es del todo válido, y el mejor ejemplo es el ex-ídolo Edison Mafla, que cuando hacía sus pinitos por allá a principio de los ochentas cada vez que entraba marcaba gol. En su debut le salvó un invicto al Cali frente al Envigado con un gol, en épocas cuando Trejos comandaba la zaga azucarera. Los jugadores con hambre de triunfo entran enchufados.
Si revisamos superficialmente el FPC, vemos por ejemplo a un jugador limitado como Carmelo Valencia o a un Oscar Echeverry supliendo y cumpliendo ante la ausencia de Sergio Galván. El primero practicamente se ganó la titular, el segundo fué una alternativa válida para Quintabani. También es evidente que varios de los canteranos del Cali son opciones en otros equipos: De la Cruz en Pasto, Tapia en Santa Fe y ni qué decir de Montero.
La falta de voluntad de la suplencia hace que los titulares se duerman en los laureles. González sabía que no tenía competencia; Viveros y Palacio tampoco; y Domínguez peor. Al único que amenazaban con quitarle la titular era a Jair Benítez, que le ponían al "Carachito" en la banca para que sintiera la presión, y funcionó, porque fué el jugador con mayor progreso en todo el año. Otro caso fué el de Cardetti, que tenía la titular escriturada, pero por su baja forma la tuvo que ceder a Carrillo que no la soltó hasta que se lesionó.
Es cierto que hay una titular y una suplente y que debe haber diferencia, pero una competencia sana entre los jugadores se traducirá en un mayor rendimiento para el equipo. Los emergentes no se pueden quedar con la idea de que para triunfar, se tiene que emigrar del Cali porque como suplentes nunca van a salir adelante.
La confianza y el buen trabajo de grupo serán los objetivos para trabajar con los suplentes este semestre. El compromiso del técnico con aquellos canteranos es básico. Si los suplentes (canteranos en este caso) sienten que el técnico cree en ellos, se van a jugar la vida por él y por el equipo. Tienen que saber que si entran al campo de juego y hacen un trabajo aceptable van a recibir la confianza con continuidad. No es una excusa que los suplentes no rinden porque no tienen fútbol, el hambre de gloria por triunfar en el único club debe ser primordial para diseñar una banca adecuada.
La nómina es amplia. La cantera es la mejor del país. Jugadores con ganas de triunfar debe haber por doquier. La Mustang II, por ende, será la vitrina para brindarles la confianza a aquellos jugadores con deseos de ser ídolos del Superdépor.
Temas
1. ¿Por qué los jugadores emergentes no fueron opción en el Cali?
2. ¿El nivel de los jugadores suplentes es lo suficientemente bueno para pelear la titular?
3. ¿Cómo se conformaría una nómina en el Cali para una competencia sana por la titularidad?
Obelisco
Lo lógico sería que una institución con la mejor cantera del país tuviera variantes de muy buenas condiciones para que oxigenaran al equipo en los momentos claves del partido o del torneo. La diferencia entre la titular y la suplente era inmensa. Eso se pudo detectar en el partido que se perdió contra el Atlético Bucaramanga. La afición esperaba concordancia entre unos y otros, pero la diferencia fué monumental y preocupante.
Aunque muchos de los cambios que hizo Labruna fueron acertados y efectivos, la nómina suplente generalmente no proveía de alternativas válidas para el equipo. Hay que tener en cuenta que muchos de esos suplentes eran refuerzos originalmente para la titular. En la Mustang II 2007 era frecuente ver en el banco a Arrechea, Járol Herrera, Bréinner Castillo, Cardetti o Carrillo, Bernal, Velásquez y una que otra vez a algún canterano para debutar. De los jugadores nombrados, exceptuando a Carrillo, ninguno marcó gran diferencia cuando ingresó, y sería atrevido decir que alguno de ellos es malo o que no tenga las condiciones necesarias para estar en el equipo.
Quedan entonces muchas dudas sobre el valor de la banca en el Cali. La cultura popular dice que el jugador suplente, cada vez que tiene una oportunidad en la titular se mata para mantenerla. En el Cali, no puede ser más falso. Ningún suplente aprovechó la oportunidad para ser inicialista. La supuesta razón: que no tenían continuidad futbolística y que por eso, cuando ingresaban, no tenían distancia y no les alcanzaba para brillar. Argumento que no es del todo válido, y el mejor ejemplo es el ex-ídolo Edison Mafla, que cuando hacía sus pinitos por allá a principio de los ochentas cada vez que entraba marcaba gol. En su debut le salvó un invicto al Cali frente al Envigado con un gol, en épocas cuando Trejos comandaba la zaga azucarera. Los jugadores con hambre de triunfo entran enchufados.
Si revisamos superficialmente el FPC, vemos por ejemplo a un jugador limitado como Carmelo Valencia o a un Oscar Echeverry supliendo y cumpliendo ante la ausencia de Sergio Galván. El primero practicamente se ganó la titular, el segundo fué una alternativa válida para Quintabani. También es evidente que varios de los canteranos del Cali son opciones en otros equipos: De la Cruz en Pasto, Tapia en Santa Fe y ni qué decir de Montero.
La falta de voluntad de la suplencia hace que los titulares se duerman en los laureles. González sabía que no tenía competencia; Viveros y Palacio tampoco; y Domínguez peor. Al único que amenazaban con quitarle la titular era a Jair Benítez, que le ponían al "Carachito" en la banca para que sintiera la presión, y funcionó, porque fué el jugador con mayor progreso en todo el año. Otro caso fué el de Cardetti, que tenía la titular escriturada, pero por su baja forma la tuvo que ceder a Carrillo que no la soltó hasta que se lesionó.
Es cierto que hay una titular y una suplente y que debe haber diferencia, pero una competencia sana entre los jugadores se traducirá en un mayor rendimiento para el equipo. Los emergentes no se pueden quedar con la idea de que para triunfar, se tiene que emigrar del Cali porque como suplentes nunca van a salir adelante.
La confianza y el buen trabajo de grupo serán los objetivos para trabajar con los suplentes este semestre. El compromiso del técnico con aquellos canteranos es básico. Si los suplentes (canteranos en este caso) sienten que el técnico cree en ellos, se van a jugar la vida por él y por el equipo. Tienen que saber que si entran al campo de juego y hacen un trabajo aceptable van a recibir la confianza con continuidad. No es una excusa que los suplentes no rinden porque no tienen fútbol, el hambre de gloria por triunfar en el único club debe ser primordial para diseñar una banca adecuada.
La nómina es amplia. La cantera es la mejor del país. Jugadores con ganas de triunfar debe haber por doquier. La Mustang II, por ende, será la vitrina para brindarles la confianza a aquellos jugadores con deseos de ser ídolos del Superdépor.
Temas
1. ¿Por qué los jugadores emergentes no fueron opción en el Cali?
2. ¿El nivel de los jugadores suplentes es lo suficientemente bueno para pelear la titular?
3. ¿Cómo se conformaría una nómina en el Cali para una competencia sana por la titularidad?
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Etiquetas: deportivo cali, editorial, suplentes
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