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martes, mayo 13, 2008

El por qué del nuevo hincha rojo

Por: Vikinkali
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¿Será que ser hincha de la Delincuencia es parecido al fenómeno del narco que es furibundo admirador de la música de cantina y rancheras? ¿Una persona con poder y falta de educación que se siente identificada con el ser macho, las armas, los corridos, las venganzas? ¿La ley del ojo por ojo, la del monte y todo lo demás? Por supuesto existen los que les gusta las rancheras por diferentes motivos, por el sonido, el colorido y la vocalización. ¿Será que el NUEVO hincha de la Delincuencia, es más hincha de lo que representa esa institución como fachada del Cartel de Cali (dinero, poder, mujeres, lujos) y no el amor real de un seguidor por su divisa? Aunque el hincha del común no tiene esas comodidades, se siente cerca de ellas cuando tiene la camiseta escarlata puesta.

Cuando se es pequeño y empieza el interés por los deportes, en especial el fútbol que es el rey en nuestro continente, existen factores como: los familiares, deportivos y sociales, que llevan al niño a tomar el color de la divisa con la que se identificará por siempre. Bueno en la mayoría de los casos, también existen sandías (Golll) y acomodados (Escarlataporsiempre aka Lukasverde) que cambian más de color que gay en el carnaval de Rio de Janeiro.

Una de las razones es el equipo del padre. Una razón fuerte, ya que para el 95% de los infantes el padre es el superhéroe e ídolo a seguir. Entonces tomamos el camino que nos muestra nuestro ídolo.

La segunda razón es el ídolo dentro de las canchas. Ese jugador al que le copiamos el nombre, las jugadas y por el que peleamos con otros chiquillos por serlo cuando jugábamos picaditos en el barrio. Si el ídolo era rojo, pues el pobre chiquillo comienza a vestirse como el Hombre Araña y usar chicles apretados como el Chapulín Colorado.

Otro de los factores es el social, este último el que mas adeptos escarlatas formó entre los años negros de los 80's y gran parte de los 90's. En la década de los 80's se vivió una época de terror sembrada por personajes como Pablo Escobar y sus enemigos, los señores del Cartel de Cali, dueños y amos de la Corporación Deportiva “Am...ca de CALI” (así les duela, ese es el nombre de su equipito DE CALI, “significa que son la mujer del glorioso”). En un momento donde la ley del más fuerte o mejor dicho la del más malo reinaba sin tapujos. Eran las personas a admirar, seguir, copiar o temer, este último, el caso de los seguidores del Cali.

Estos ídolos de terror trasformaron algo tan sano como el fútbol en su otrora campo de batalla, y compatriotas de otras ciudades se sintieron identificados con lo que representa ser el malazo del barrio. Qué mejor forma de sentirse cobijados de valor que tomar los colores colorados del equipo de los patrones mayores de Colombia.

Miles de bogotanos huérfanos de ídolos rancheros (aunque tenían al Mexicano, que les duró poco, pero les dió bastante) tomaron el Cartel de Cali como modelo a seguir, algo parecido a lo que se vive mundialmente con el Rap Gangster (jóvenes que toman la identidad y gustos de los afroamericanos radicales, provenientes de zonas aisladas como los PROJECTS y demás guetos, haciendo esa cultura como suya, sólo por sentirse malos y respetados localmente). Otro factor fue la escasez de gloria de los equipos capitalinos, sumada a una necesidad de no sentirse aburridos, sino braveros y con swing, además de estar con el equipo que ganaba, o ganaba todo lo que el polvo podía comprar. Como ven estas situaciones (y otras) dieron como resultado, una camada de niños sin identidad propia, que empezaron a idolatrar al diablo de tierra caliente.

Algo muy distinto a los hinchas de descendencia vallecaucana, o con una historia caleña que por motivos de la vida habitan en una ciudad distinta a la bella Sultana del Valle. Que los une un lazo de amor a esta tierra y no un lazo de amor a la delincuencia. Estos hinchas tienen mi respeto, sumados a otros mayores de 50 años que han estado con su equipo desde siempre. Que aguantaron humillaciones tras humillaciones por ser el trapo, el desecho o simplemente la mecha del fútbol colombiano, pero no perdieron el amor al color sangre.

¿Pero por qué el cartel de Cali y no el de Medellín?

Simple, Pablo y sus secuaces le declararon la guerra a toda Colombia. Siendo solo admirados y queridos por los seguidores del mal. Aquellos que creen que el más macho es el que más haya asesinado seres humanos. Los que creen que todo se arregla a balazos, siguiendo la filosofía de "lo que no puedo comprar lo daño" y por supuesto, por los beneficiarios de su riqueza y poder.

Los Rodríguez, "Pacho" y Santacruz, fueron los únicos que se les pararon al frente. Como quien dice, un grupo de anti-villanos. Malos que se enfrentan al más malo. Siendo los dos carteles muy peligrosos, el de Cali tomó una forma más "benigna" ante la sociedad, además que sus jefes andaban como si nada por las calles, mostrando sus reinas de belleza, sus coches y saliendo impresos en la boleteria de la Delincuencia. Cosas que veían con envidia y admiración niños de barrio, que hoy en día son adolescentes con repercusiones de esas épocas.

Wanna be's del Barón Rojo, como el tal ACE Ventura el personaje de “El Tiempo”, aparecieron por todas las partes desoladas y sin ley de nuestra hermosa ciudad.

En definitiva, y para que no me mal interpreten. Ser hincha de la Corporación no convierte a nadie en delincuente o criminal, pero si deja mucho qué pensar; cuando su fanatismo por el color escarlata es dado por el vacío que se tiene en la personalidad, en busca de caminos fáciles para pisotear valores establecidos. El hecho de ser alcahueta y cerrar los ojos ante la corrupción alcanzada por la institución que apoyan, los hace tener un doble moral que es aún más visible en tiempos presentes cuando los mismos hinchas que idolatraban a sus PATRONES, ahora reniegan de ellos y les desean hasta la muerte, porque ya no los pueden ayudar y están reclamando lo suyo. Que aunque fue ganado con plata EMPOLVADA, igualmente es de ellos.

Mi consejo para los escarlatas es que si no quieren saber nada de la familia R., entonces devuelvan todos los jugadores que son de ellos; devuelvan títulos mal habidos (porque uno no puede vangloriarse de algo sólo porque le conviene, y cuando no le conviene entonces ahí sí atacarlo). Reúnan plata entre todos y armen un equipo desde cero. Ya que lo único que tienen son hinchas y el color de su divisa, lo demás pertenece a una familia.


Temas


1. ¿Cuáles fueron los factores protectores para que la hinchada azucarera no se viera atraída hacia la corrupción y la trampa?
2. ¿Cómo pudo la fanaticada verdiblanca sobrevivir, y de hecho crecer y fortalecerse, durante los años 80's y 90's?
3. ¿Cómo pueden crecer las hinchadas de Nacional y la Delincuencia con un pasado (y presente en el segundo caso) tan ilegal y corrupto en una ciudad como Bogotá? ¿Los títulos son lo único que vale?


Vikinkali

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