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martes, diciembre 04, 2007

El periodismo tiene hambre

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En las pasadas elecciones de alcalde para la capital de la República, ocurrió un hecho muy particular. A pesar de una labor de regular a mala del alcalde Garzón del Polo Democrático Alternativo, el partido consiguió una nueva victoria con Samuel Moreno. Su contendor era Enrique Peñalosa, un personaje con amplios conocimientos en lo público y con el antecedente de una alcaldía que le cambió la cara a Bogotá. Peñalosa perdió por una sola razón: se le notó el hambre. La avaricia fue su gran pecado, evidente cuando insistía en una nueva fase de Transmilenio y desechaba la posibilidad del metro. El electorado inmediatamente se dió cuenta que necesitaba el puesto para obtener mayor riqueza y lo rechazó tajantemente.

Algo similar pasa con el periodismo deportivo colombiano. RCN, por ejemplo, se desvive por el rating que le da el equipo de su mismo grupo económico: el Atlético Nacional. Para el televidente o radioescucha del común resulta casi intolerable como los periodistas del canal tratan de meterle por los ojos al equipo verdolaga. El círculo está completo, buena publicidad para Nacional, incremento de la hinchada en todos los niveles, aumento de la compra de productos asociados, mejores taquillas, mejores jugadores, títulos, aumenta la pauta publicitaria. Pero eso no es pecado, al fin y al cabo el negocio del fútbol es y será siempre privado.

El problema arranca cuando se presentan situaciones extremas que hacen casi una obligación que el equipo nacionalista permanezca en competencia hasta las finales por los mismos intereses creados; obteniendo cupos para copas internacionales que les dan más pantalla y derechos televisivos. Desde hace un buen rato, Nacional juegue bien o juegue mal saca los resultados. Eso sólo cuando está en el terreno un árbitro de confianza, que es casi siempre. La cantidad de errores a su favor son innumerables y groseros. Es más, cuando un árbitro le pita bien a Nacional, el verdolaga pierde. Hasta la Conmebol lo sabe, tanto que cuando Millonarios pidió un cambio de terna arbitral para un torneo internacional, lo aceptaron sin chistar y sin consultar. Aquél día, el arbitraje fue pésimo para los dos bandos, pero parejo. El clasificado de la serie: Millonarios. En el partido pasado contra la Corporación, un aceptable arbitraje de Buitrago: pierde Nacional.

¿Y qué pasa? Antena2, el paladín montañero por excelencia, no investiga, no dice nada; pregunta que dónde están las pruebas, etc. Pero luego se contradicen cuando sin pelos en la lengua expresan que, el juez de sus amores, Óscar Julián Ruiz pita a favor de la selección Brasil. ¿Y las pruebas contra Óscar Julián? Por ningún lado. Es escandaloso lo del Nacional y tema de hinchas en todo el país, pero la prensa sólo atina a ignorarlo. A ellos les interesa el negocio, ¿y la ética profesional dónde queda?

Jorge RojasNo todo termina ahí. Ojalá el periodismo favoreciera a sus equipos predilectos y ya. No, también se encargan de acabar a los que no son de su agrado. El Deportivo Cali está completamente rodeado de enemigos. Ayer en Los Tenores del Fútbol, Iván Mejía arremetió contra el verdiblanco. Es conocido que él, junto con el lacayo de Carlos Antonio Vélez, Henry "Bocha" Jiménez, celebraron a rabiar aquél satánico día en el que el arribismo delincuente acabó por completo con el FPC: el primer narcotítulo de la Corporación. Jiménez después se acomodaría en su nuevo terruño capitalino y le daría sus afectos al cuadro embajador. Ninguno de los dos desperdician oportunidad para hablar mal del Cali. Pero el más descarado es Carlos Antonio Vélez. Públicamente expresó su deseo de que la Corporación alcanzara una nueva narcoestrella. Además los trató de víctimas. Pobrecitos que no tienen ni bancos, ni plata, ni nada y ahí están en la pelea. Pues sí, puede que no tengan ningún beneficio económico - por lo menos legal - pero no se atreve a preguntar por qué están en la situación (lista) en la que están, y además cómo hicieron para traer refuerzos como Rojas, Dudamel o Tejada si no tenían un peso los pobres miserables. Al país le interesaría mucho tener una información clara de cómo realizan sus transacciones personas que no son bienvenidas en medio mundo. Pero, ¿qué pasa? No, habrá que tener compasión con aquéllos que robaron todo y se quedaron con las pertenencias. No hay derecho. El objetivo es evidente: hay mucho arribista rojo que produce rating. Una final con Nacional o la Corporación le traería muchos beneficios económicos a los canales nacionales.

Mientras tanto, el Glorioso está en una pelea de tigre con burro amarrao. No hay quien lo defienda. La base de hinchas es selecta y no tan numerosa como la de otros equipos. Es gente respetable que no da prebendas. El Cali entonces, no vende tanto, excepto por su fútbol, dignidad e historia, pero eso a la prensa no le interesa. El fanático azucarero conoce hasta la saciedad la glotonería mediática pero no la puede rechazar porque es su único medio de contacto con el equipo. El Corrilo de Mao, dirigido por un exconvicto, es de lo poco que ofrece la información que el hincha del común está esperando, así lo amargue. Chiva Deportes, uno de los programas deportivos más malos y parcializados de la televisión, es de los pocos que ofrece imágenes de los entrenamientos.

En Bogotá, hasta hace poco, sucedió algo parecido con Millonarios. La gran mayoría de periodistas le tiraban duro o le hacían fuerza a Nacional. Los hinchas no se aguantaron y crearon sus propios espacios. Casale terminó siendo un ídolo de la parcial embajadora porque no niega su amor por el azul. Aunque como periodista deje mucho qué desear, y de fútbol no tenga ni idea, va a muerte y hace contrapeso a los que atentan contra su institución.

Ahora que el programa de radio Pasión Verdiblanca no está al aire, se podría reestructurar. Las quejas generales fueron que el programa era muy plano. Probablemente se debía a que en su idea original, no se le quería dar tanto protagonismo a los periodistas como al equipo. Por ahí estuvo el error. Aunque el Glorioso sea la razón de ser, el oyente se tiene que identificar con alguien. Una figura que represente lo que es el hincha verdiblanco. Además, es de lo más normal que los periodistas quieran crecer y tener su audiencia; figurar. No hay por qué detenerlos.

La CULTURA ALTERNATIVA propone entonces que el programa radial sea una escuela de periodistas. Las condiciones: ser hincha a muerte del Superdépor, tener buen humor y conocimientos de fútbol (nada díficil para los más cultos). En el momento la única figura conocida que reúne esas características es Martín De Francisco. Él podría ser el primero, después ir haciendo el casting correspondiente para que otros estén con él, aprendan y haya un recambio. Cuando un nuevo periodista triunfe y le ofrezcan un trabajo mejor remunerado, será todo un éxito para el equipo: se tendrá a un hincha del Cali en otro medio importante.

Pedir periodismo deportivo serio y objetivo en Colombia es una utopía. Hernán Peláez está por jubilarse y lo que viene detrás es paupérrimo: Andrea Guerrero, Tito Puccetti, Vivian Murcia, etc. La escuela es el Cali, de ahí tienen que salir aquellos que van a proteger el buen nombre del equipo y afrontarán la guerra (sí, guerra) mediática que tan descaradamente le han declarado al Cali desde hace rato.

Al periodismo se le nota el hambre, quiere dinero en el negocio del fútbol; no puede perder un solo punto de rating. A diferencia de la situación planteada al inicio con Moreno y Peñalosa, no hay uno al que se le vea menos avaricia. Votar en blanco (apagar la radio) es practicamente imposible. Habrá que crear una nueva opción y posicionarla.

Temas
1. ¿Por qué fracasó Pasión Verdiblanca?

2. ¿Quiénes son los responsables de crear el contrapeso mediático?

3. ¿Cómo se le gana la guerra al periodismo corporativo?
4. ¿A qué periodista (diferente a Hernán Peláez) le creen una noticia del Cali?

Obelisco

Imágenes cortesía de somos10.com

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