Tres hinchadas (editorial)
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El fútbol es inherente al saber del vallecaucano. Especialmente al hincha azucarero, que ha visto crecer su club en ya casi 100 años de historia gloriosa y que siempre ha creído en valores como la dignidad, honradez y el juego limpio. No es como en otras ciudades como Bogotá en la que se ven muchísmas personas que no toleran el balompié. En el Valle del Cauca a uno lo miran "raro" si no sabe de fútbol, o si nunca ha ido al estadio. El fútbol corre por nuestra sangre, y por eso grandes futbolístas han nacido en el Valle o sino, han sido formados ahí.
El Deportivo Cali, siendo el único club verdaderamente democrático del país presenta una hinchada muy diferente a las de los demás equipos del rentado colombiano.
Ante todo, es la hinchada más culta, la que más sabe de fútbol y la que con cabeza fría va al estadio a analizar la técnica y la táctica de los jugadores en el terreno de juego. Esto es indiscutible.
Desde los noventas, con la globalización y el advenimiento de las barras bravas argentinas podemos hablar de: los barras bravas, los socios de segundo y el hincha común y corriente. Tres tipos de hinchas en el Deportivo Cali
Las barras bravas surgieron a principios de los noventas con la Ultraputería Verde que se hacía con un trapo verde fosforecente (así lo recuerdo) en el primero de Oriental, hacia el costado del tablero electrónico - si mal no estoy. Esta barra evolucionó hacia el Frente Radical Verdiblanco, ampliamente conocida y que tiene como filosofía acompañar al equipo en las buenas y en las malas en todos los estadios del país, apoyando en un ciento por ciento a todos los jugadores del plantel. Su presencia ha sido de gran importancia en épocas de vacas flacas para el equipo, además de cumplir una función de vigilancia para los demás hinchas del verdiblanco que se ven atacados por delincuentes que dicen ser hinchas de otros equipos (BRS, Disturbio Rojo, GARS, etc.). Tienen una imagen distorsionada frente a los demás hinchas que piensan de ellos como de estrato popular por ubicarse en las tribunas más económicas y de donde el fútbol no se puede apreciar con claridad. Es conocido que en esta barra hay personas de todos los estratos a los que les gusta vivir el fútbol como una celebración constante que los llena de felicidad.
Su único error radica en que al apoyar al equipo en todo, se le escapan ciertos jugadores "chupasangre" que no sienten la camiseta y a los cuales defienden a capa y espada, a pesar de esta característica. En ciertas ocasiones también aplauden a jugadores irresponsables que se hacen expulsar de partidos claves. Son sectarios en el apoyo al equipo. Si no no hay un 100% de compromiso con la institución, entonces se es un mal hincha. Sin duda ser incondicional del verde es extremadamente valioso, pero también hay que ver ciertos matices y hacer entrar en razón a jugadores que no llevan consigo el sentimiento verdiblanco. Con algunos cánticos el FRV puede hacerles saber a esos jugadores que no la están metiendo toda y así ayudarlos a entender que la cosa va en serio.
En el otro extremo se ubican los socios de segundo piso. Algunos los llaman "barrigones que van al estadio con los hijos a comer helado" y que no son verdaderos hinchas. Lo que no se puede negar es que es la tribuna más exigente que existe en el fútbol colombiano. Van al estadio sagradamente por el derecho que tienen al ser accionistas y no le perdonan ni media al verdiblanco. Si el jugador no la mete, chiflan; si tiene una mala tarde, chiflan; si los miró mal, chiflan. La presión que le ponen al equipo es tremenda, y ya los 11 titulares saben que siempre los van a encontrar ahí cuando jueguen de local. Eso no falla.
Sienten que por pagar una acción tienen derecho a hacer de todo. Hace poco, un socio agredió al Profesor Labruna por diferencias en conceptos sobre la alineación titular. Afortunadamente esto no pasó a mayores y el socio fué sancionado por este bochornoso espectáculo. Obviamente, no todos son así, pero muchos tienen un comportamiento antisocial y con el único propósito de ir al estadio a desahogar toda la angustia que han tenido en la semana. Estos pocos hinchas son los que están más cerca del pensamiento del periodismo corporativo y son su voz en el estadio. Sin duda, las directivas están en boga de generar cambios en los socios.
Por último, están los hinchas comunes y corrientes, que se pueden subidivir en dos grupos: los positivos y los escépticos. Estos dos grupos generalmente van a tribunas como occidental primero o tercero y oriental segundo. Los primeros se caracterizan por ir al estadio cada vez que pueden a apoyar el equipo. Son metódicos, se sientan a ver los partidos, le explican a sus hijos cuales son los jugadores del Cali, hablan de su historia, revisan la táctica, pero son bastante callados y generalmente no siguen los cánticos del FRV y sólo se saben el muy trillado "¡¡¡Cali, Cali!!!". Este es el personaje que va a partidos como Cali vs. Chicó o Cali vs. Cartagena, sale triste del estadio inventándole mentiras a sus hijos para que crean que el equipo ganó, pero tienen la esperanza de que el Cali va a salir adelante el próximo partido. También tiene como característica su gran aversión a la Corporación, no soportaría que un hijo suyo saliera rojo. Los oye uno en los estadios diciéndoles que "el diablo es malo y hace trampa", nada más cercano a la realidad así venga en un lenguaje mágico-arcáico, pero los niños así lo aprenden mejor. Es lamentablemente, el hincha que ya casi no se ve.
Los escépticos, son la mayoría de la hinchada verdiblanca. Gente muy culta, estudiada, que entiende de fútbol, con mentalidad ganadora, pero que no va al estadio a menos que el equipo juegue perfecto y lleve al menos cinco victorias seguidas de local. No le invierten al Cali porque nunca están satisfechos con su rendimiento. Cuando van al estadio, tienen una sensación de incertidumbre grandísima, son bastante callados en el trámite de juego, se meten muchísimo con los árbitros, y los oye uno murmurar improperios y quejas y hacer mala cara. No perdonan absolutamente nada, e ir al estadio a ver perder al Cali es toda una tragedia. Cuando salen del estadio se quejan constantemente de jugadores, técnico y directivas. Muchos de ellos son los que "indignados" llaman a programas periodísticos a llorar sin tener la más mínima idea de lo que pasa al interior del equipo.
En esto se puede resumir esta hinchada, que como pueden ver no tira toda para el mismo lado. Las directivas del Cali han permitido durante años que la hinchada se polarice. Aun cuando gran parte de esa hinchada lance sus críticas hacia ellos. Es hora de cambiar la mentalidad de directivos y fanáticos y buscar un punto de encuentro de un equipo que está completamente dividido en todos los aspectos.
Una hinchada culta unida es superior a todas las demás.
¿Uds. en qué grupo se incluirían?
¿Qué le agregarían o quitarían a este editorial?
Obelisco
El Deportivo Cali, siendo el único club verdaderamente democrático del país presenta una hinchada muy diferente a las de los demás equipos del rentado colombiano.
Ante todo, es la hinchada más culta, la que más sabe de fútbol y la que con cabeza fría va al estadio a analizar la técnica y la táctica de los jugadores en el terreno de juego. Esto es indiscutible.
Desde los noventas, con la globalización y el advenimiento de las barras bravas argentinas podemos hablar de: los barras bravas, los socios de segundo y el hincha común y corriente. Tres tipos de hinchas en el Deportivo Cali
Las barras bravas surgieron a principios de los noventas con la Ultraputería Verde que se hacía con un trapo verde fosforecente (así lo recuerdo) en el primero de Oriental, hacia el costado del tablero electrónico - si mal no estoy. Esta barra evolucionó hacia el Frente Radical Verdiblanco, ampliamente conocida y que tiene como filosofía acompañar al equipo en las buenas y en las malas en todos los estadios del país, apoyando en un ciento por ciento a todos los jugadores del plantel. Su presencia ha sido de gran importancia en épocas de vacas flacas para el equipo, además de cumplir una función de vigilancia para los demás hinchas del verdiblanco que se ven atacados por delincuentes que dicen ser hinchas de otros equipos (BRS, Disturbio Rojo, GARS, etc.). Tienen una imagen distorsionada frente a los demás hinchas que piensan de ellos como de estrato popular por ubicarse en las tribunas más económicas y de donde el fútbol no se puede apreciar con claridad. Es conocido que en esta barra hay personas de todos los estratos a los que les gusta vivir el fútbol como una celebración constante que los llena de felicidad.
Su único error radica en que al apoyar al equipo en todo, se le escapan ciertos jugadores "chupasangre" que no sienten la camiseta y a los cuales defienden a capa y espada, a pesar de esta característica. En ciertas ocasiones también aplauden a jugadores irresponsables que se hacen expulsar de partidos claves. Son sectarios en el apoyo al equipo. Si no no hay un 100% de compromiso con la institución, entonces se es un mal hincha. Sin duda ser incondicional del verde es extremadamente valioso, pero también hay que ver ciertos matices y hacer entrar en razón a jugadores que no llevan consigo el sentimiento verdiblanco. Con algunos cánticos el FRV puede hacerles saber a esos jugadores que no la están metiendo toda y así ayudarlos a entender que la cosa va en serio.
En el otro extremo se ubican los socios de segundo piso. Algunos los llaman "barrigones que van al estadio con los hijos a comer helado" y que no son verdaderos hinchas. Lo que no se puede negar es que es la tribuna más exigente que existe en el fútbol colombiano. Van al estadio sagradamente por el derecho que tienen al ser accionistas y no le perdonan ni media al verdiblanco. Si el jugador no la mete, chiflan; si tiene una mala tarde, chiflan; si los miró mal, chiflan. La presión que le ponen al equipo es tremenda, y ya los 11 titulares saben que siempre los van a encontrar ahí cuando jueguen de local. Eso no falla.
Sienten que por pagar una acción tienen derecho a hacer de todo. Hace poco, un socio agredió al Profesor Labruna por diferencias en conceptos sobre la alineación titular. Afortunadamente esto no pasó a mayores y el socio fué sancionado por este bochornoso espectáculo. Obviamente, no todos son así, pero muchos tienen un comportamiento antisocial y con el único propósito de ir al estadio a desahogar toda la angustia que han tenido en la semana. Estos pocos hinchas son los que están más cerca del pensamiento del periodismo corporativo y son su voz en el estadio. Sin duda, las directivas están en boga de generar cambios en los socios.
Por último, están los hinchas comunes y corrientes, que se pueden subidivir en dos grupos: los positivos y los escépticos. Estos dos grupos generalmente van a tribunas como occidental primero o tercero y oriental segundo. Los primeros se caracterizan por ir al estadio cada vez que pueden a apoyar el equipo. Son metódicos, se sientan a ver los partidos, le explican a sus hijos cuales son los jugadores del Cali, hablan de su historia, revisan la táctica, pero son bastante callados y generalmente no siguen los cánticos del FRV y sólo se saben el muy trillado "¡¡¡Cali, Cali!!!". Este es el personaje que va a partidos como Cali vs. Chicó o Cali vs. Cartagena, sale triste del estadio inventándole mentiras a sus hijos para que crean que el equipo ganó, pero tienen la esperanza de que el Cali va a salir adelante el próximo partido. También tiene como característica su gran aversión a la Corporación, no soportaría que un hijo suyo saliera rojo. Los oye uno en los estadios diciéndoles que "el diablo es malo y hace trampa", nada más cercano a la realidad así venga en un lenguaje mágico-arcáico, pero los niños así lo aprenden mejor. Es lamentablemente, el hincha que ya casi no se ve.
Los escépticos, son la mayoría de la hinchada verdiblanca. Gente muy culta, estudiada, que entiende de fútbol, con mentalidad ganadora, pero que no va al estadio a menos que el equipo juegue perfecto y lleve al menos cinco victorias seguidas de local. No le invierten al Cali porque nunca están satisfechos con su rendimiento. Cuando van al estadio, tienen una sensación de incertidumbre grandísima, son bastante callados en el trámite de juego, se meten muchísimo con los árbitros, y los oye uno murmurar improperios y quejas y hacer mala cara. No perdonan absolutamente nada, e ir al estadio a ver perder al Cali es toda una tragedia. Cuando salen del estadio se quejan constantemente de jugadores, técnico y directivas. Muchos de ellos son los que "indignados" llaman a programas periodísticos a llorar sin tener la más mínima idea de lo que pasa al interior del equipo.
En esto se puede resumir esta hinchada, que como pueden ver no tira toda para el mismo lado. Las directivas del Cali han permitido durante años que la hinchada se polarice. Aun cuando gran parte de esa hinchada lance sus críticas hacia ellos. Es hora de cambiar la mentalidad de directivos y fanáticos y buscar un punto de encuentro de un equipo que está completamente dividido en todos los aspectos.
Una hinchada culta unida es superior a todas las demás.
¿Uds. en qué grupo se incluirían?
¿Qué le agregarían o quitarían a este editorial?
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