Obelisco - Cultura Alternativa del Fútbol - Deportivo Cali

domingo, enero 25, 2009

La mentira continúa

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Al colombiano lo tienen acostumbrado a las mentiras. El gobierno miente, las estadísticas del DANE no son confiables y los medios de comunicación se acomodan. En el fútbol, el pasatiempo favorito de la nación, la situación no es diferente y no tiene por qué ser de otra manera. La convivencia con la falacia hace parte de la vida colombiana.

Algunos de los recuerdos futbolísticos más lejanos de la generación que nació en los años setentas - mal llamada guayaba por el comediante cienciólogo -datan de la dirección técnica de Gabriel Ochoa Uribe. Las estadísticas dicen que es el técnico más ganador en la historia del FPC. La historia también dice que fracasó en su periplo por la selección tricolor. Los jugadores que tuvo a su cargo, tiempo después narraron la incapacidad de este supuesto entrenador para enseñar cualquier concepto diferente a la táctica fija. Afortunadamente esa etapa pasó rápido a otra que empezó bien, pero que finalmente atrofió el pensamiento y brío futbolístico nacional por más de 2 décadas.

La era Maturana gozó de una muy buena camada de jugadores. Tal vez la mejor en la historia del sufrido balompié colombiano. La excelente selección de líderes positivos junto con la combinación de las nuevas variantes tácticas provenientes de Europa, pudieron consolidar a un puñado de jugadores que nunca habían podido demostrar sus condiciones a nivel internacional. La fama y el reconocimiento pronto surtieron efecto en las pequeñas mentes que, sobrecargadas por su éxito inusitado, tomaron el camino equivocado.

Las buenas mentiras son verdades en un 90%. Nadie puede negar que tener el balón limita al contrario de posibilidades ofensivas. Tampoco que con el balón es mucho más probable hacer un gol que sin él. El Ajax de Van Gaal se ufanaba de mantener el útil en juego el mayor tiempo posible. Nada de eso es falso. Sin embargo, falta aquel detalle que desbarata el argumento. La gracia del fútbol no es la tenencia del balón, son los goles. Mientras uno tenga el balón y haga goles todo es perfecto, pero de nada sirve controlar el partido si no se anota. Es cierto también que al tener el balón para defenderse se asegura, en cierta medida, al menos un punto. Y sumar de a uno es bueno, pero sumar de a tres es mejor; frase justa para el Cervantes de Chambacú.

La gente compró y la filosofía de "tener el balón" hizo carrera por las buenas presentaciones en eliminatorias a mundiales - a pesar de la necesidad paradójica e imperativa de disponer del mejor jugador del mundo sin balón dentro del terreno de juego - y quedó como razón valedera para seguir intentando lo mismo sin examinar la evolución del deporte alrededor del mundo. Muchos periodistas temerarios incluso la catalogan como identidad futbolística nacional.

En pleno 2009, en un siglo diferente y pasados varios años después de la implementación del engaño, las consecuencias son palpables. Varios de los socios de la CAF han notado con sorpresa que el discurso de los juveniles de la Sub-20 se remite siempre a la "tenencia del balón". Hay que tener el balón para ganar, para golear, para defenderse, para todo. Los pobres pelaos, confiados de lo que oyen en las ondas de radio van y hacen eso en la cancha.

La selección juvenil de Silva es el retroceso más grande que ha vivido el fútbol colombiano. Es indignante que técnicos vallecaucanos estén vendiendo humo paisa a estas alturas de la vida. Tácticamente el equipo no ofrece nada. La "tenencia del balón" se refiere únicamente a pasar el balón de lado a lado, o para atrás. La salida por los costados no existe, se juega con enganche y no hay pausa, los volantes no acompañan y todos sin excepción pasan el balón para desmarcarse atrás. Inconcebible.

Y como no hay equipo, es mejor calificar por individualidades. El arquero es bueno, no tiene pinta, pero es atajador, con matices de líder y se ubica bien en el área. La defensa central es aceptable, con dos elementos que cumplen en el mano a mano pero que no interpretan los retos tácticos que les presenta el rival. Los laterales, uno bueno (Díaz) y el otro no existe. Blanco, Julio y Leudo en el mediocampo dan grima. No acompañan, no marcan, no se mueven y se terminan duplicando. La creación y la delantera merecen un par de párrafos aparte.

Decía el narrador de GolTV que a Reina sólo le faltaba el maletín porque cobraba todo, y sí lo hace. La característica más llamativa del ex-Delincuencia es su capacidad para acomodar el balón en el terreno de juego. Así esté a 500 metros del arco, detiene el trámite para que el balón le quede perfectamente balanceado en el gramado. Si después le pega mal o bien no importa. Reina se perfila como una de esas promesas que nunca llegará a ser realidad. Las condiciones técnicas nadie se las niega, tampoco las ganas, pero mientras siga pasando de lado, desmarcándose para atrás y quedándose a mirar cuando por fin hace un pase hacia adelante, no llegará a ninguna parte y terminará como suplente de algún equipo en Brasil.

Sherman Cárdenas. ¿Qué le pasó a este jugador? Uno: no creció más. Le ganan de fuerza con demasiada facilidad. Dos: Luna lo confundió tanto en el B/manga que ya no sabe qué hacer cuando entra a la cancha. Sus pases son errados, se desespera y no deja que la jugada siga su curso, y lo más extraño, no cumple con su función táctica defensiva, una de las fortalezas que mostró en temporadas pasadas.

El caso más peculiar es el de Ibarbo. ¡Qué paquete el que Nacional le metió a Udinese! El verdolaga montañero tiene como filosofía vender por lo menos una mentira al año. En 2008 fueron 2, Ibarbo y "Tutunendo" Valencia (only in Millonarios). La cantidad de bloopers de este jugador en sólo 3 partidos supera el record de Sport Goofy en su película original. Cada vez que intenta gambetear se cae, no tiene estabilidad, no tiene visión para los pases, es más, no sabe patear. Todos sus centros terminan golpeando la espalda de un contrario y constantemente deja al equipo pagando. El fenómeno Ibarbo no es nuevo, es algo que viene haciendo carrera desde hace un par de años en las selecciones menores y que es grave.

Las juveniles se volvieron la vitrina de venta para los empresarios del fútbol. No importa que la selección sufra mientras que el individuo salga del país a un buen precio. El caso Pino es extremadamente llamativo, Lara lo llamó, el tipo hizo su show y se fue rapidito para el viejo continente. Pero al menos era bueno, y sabía que con Luna como su técnico en el Club, alinéandolo como volante de primera línea, no tenía mucho futuro. Era su oportunidad. Lo realmente ofensivo es que también se utilice a la selección para vender paquetes. Hace 2 años fue Yimi "Colorado" Bermúdez, un central del Atlético Nacional (como para variar) que no sabía cabecear, de una lentitud desperante y con serias limitaciones técnicas. A ése no lo pudieron vender, pero ahí estuvo como titular indiscutido. El turno ahora es para Ibarbo, que sí tuvo la suerte de encontrar comprador.

Preocupa también la evolución de jugadores de una categoría a otra. Sherman Cárdenas prometía, ha jugado múltiples partidos profesionales mostrando muchas condiciones. Hoy, es simplemente una sombra de lo que fue. Nazarith era otra de las esperanzas. Buena contextura, cabeceador, potente. Ahora, se pelea espacios con su dupla atacante (Marcos Pérez) para mostrarse a los ojeadores internacionales. No ha contado con suerte, es impreciso en el cabezazo y en los tiros de media distancia. Sólo hasta cuando entendió que no jugaba para el ojeador sino para el equipo, y se ubicó por un costado de la cancha, pudo demostrar de qué estaba hecho. De todas maneras, su curva de rendimiento va por debajo de lo esperado. Ambos jugadores han estado últimamente bajo la disciplina de técnicos polémicos: Luna y Gómez. ¿Tendrán ellos algo que ver?

La selección sub-20 es un exposhow de jugadores, sin sentido de equipo, con técnicos vallecaucanos imponiendo una mentalidad y estilo de juego arcaicos. El grueso del plantel tiene condiciones para triunfar, el equipo ha tenido tiempo de trabajo, ¿por qué unos pelaos menores de 20 años no corren la cancha, no tienen definición o algún concepto táctico?... La mentira continúa.

Temas propuestos

1. ¿La Sub-20 refleja la filosofía futbolística de Maturana?
2. ¿Por qué los jugadores que prometen en las selecciones juveniles y prejuveniles no se consolidan al cambiar de categoría en el último par de años?
3. ¿La selección de jugadores para la Sub-20 fue justa o existen influencias externas que la sesgan?
4. Desempeño global de la Juvenil en estos 3 encuentros.

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