Obelisco - Cultura Alternativa del Fútbol - Deportivo Cali

miércoles, septiembre 13, 2006

A propósito de la asistencia (editorial)


En las últimas fechas la asistencia a los partidos del Deportivo Cali ha sido deficiente. No van más de 15.000 personas al Pascual Guerrero en un partido de mediana importancia. Es bastante particular sabiendo que las campañas del Cali han sido buenas en los últimos dos campeonatos. El año pasado obtuvimos nuestro octavo título y apenas en junio fuimos subcampeones después de un brillante remate de torneo. Pero la gente no va y es extraño porque en los años del aguante el equipo tenía más apoyo de su hinchada.

Las razones de las malas taquillas, sin embargo, son muchas y harto importantes.

El hincha verdiblanco se ha caracterizado a través de la historia por ser una persona culta, trabajadora, con muy buen entendimiento del juego; en general se ha caracterizado por ser de élite. Esto no cambió aún cuando no obtuvimos títulos producto de las triquiñuelas del narcotráfico en los equipos del fútbol profesional. Fueron muchos años de aguante y de ver como los vecinos de patio hacían y deshacían a sus anchas conel beneplácito de sus hinchas, la sociedad, la DIMAYOR y el Gobierno. Pero ahí seguíamos sin perder la esencia. Para fortuna nuestra la casa se puso en orden, la ciudad ya no está tan infestada de narcotraficantes, los que hay manejan un perfil bajo; situación que se presenta por la lucha antidrogas de los Estados Unidos de América y su política exterior. Por fin el Cali vuelve a celebrar un título, las finanzas del equipo mejoran, se adhieren mayor cantidad de socios al Club, el estadio... en fin, la infraestructura mejora. Con todas las piezas puestas y el engranaje institucional andando los hinchas esperan sólo triunfos.

Las directivas en cabeza del "Canciller" lo montan todo desde el punto de vista administrativo, pero lo deportivo queda en veremos. La hinchada se maravilla con lo que hay en términos de sedes, Tienda Verde, democratización, socios y espera que todo esto se traduzca en títulos y gloria para el equipo verde de Cali. Esto no sucede. Empiezan los tumbos, los cambios de técnico cada 8 días, la contratación de mercenarios que no sienten la camiseta, y las derrotas contínuas contra equipos con menos de lo que tiene el Cali. Los socios de segundo piso se tomaron atribuciones que no tenían por culpa de la inoperancia de la junta, creyendo que podían sacar jugadores y técnicos con sus silbidos. La hinchada se dividió.

La derrota en la final contra el Tolima sembró un manto de duda que aún no nos hemos podido quitar. Perder con un equipo chico nos dolió a todos, y sobre todo porque nos ganó con jugadores de nuestra propiedad y que habían salido por mal rendimiento. Después de esto, una seguidilla de malos resultados. En especial con el equipo de Jaime de la Pava. Cuando íbamos al estadio no sabíamos qué podía pasar en un partido contra Pereira o Chicó o Envigado o el Unión. El Cali nos podía salir con cualquier cosa. A los grandes tampoco les podíamos ganar. La única consolación la teníamos (tenemos) con el hijo bobo, la Corporación. Los chicos empezaron a ganar cosas, Tolima, DIM, Pasto en finales, Santa Fé otra vez en finales, el Caldas campeón de la Libertadores (qué bofetada tan brava) y nosotros esperando. Esa irregularidad mató a los fanáticos y nos alejó del estadio. Nuestro equipo no jugaba a nada, no había compromiso de los jugadores, se hablaba de indisciplina en el plantel. Con todo y eso llegábamos a las finales, pero no sin convencer a la exigente parcial azucarera y ahí decepcionábamos.

Con el título de Sarmiento todos pensábamos que la situación iba a cambiar. Yo no lo niego, no esperaba esa estrella y menos con el planteamiento ultradefensivo del paisa. Pero las cosas se dieron así y había que celebrar. El "Canciller" salió por la puerta grande con título en el bolsillo y se renovó la junta, posterior a unas elecciones para mostrar internacionalmente por su organización, elegancia y limpieza. Rápidamente nos bajaron de la nube. Los refuerzos no llegaron, el equipo quedó cojo y Corinthians, Tigres y Católica nos lo cobraron con creces, permientiéndonos sumar sólo un miserable punto de 18. Luego, otra vez indisciplina y jugadores separados del plantel titular. La historia parecía repetirse. Sarmiento sin mucho sacá nuevamente el equipo adelante en la Mustang y nos llena de esperanzas al clasificar a otra final. La novena estaba ahí, pero volvimos a caer contra otro chico y con eso el Cali terminó por triturar a su hinchada. Eso en cuanto a lo institucional y deportivo.

La otra culpa la comparten DIMAYOR y equipos profesionales. El diseño del torneo es una mezcla patológica de campeonato tipo copa y tipo liga. Me explico: tipo Copa es como la Champions League en la que se juega un cuadrangular y luego los mejores se encuentran en enfrentamientos directos para determinar cuál es el mejor de todos. En la tipo liga, (por ejemplo la Premiership Inglesa) se enfrentan todos contra todos y el que más número de puntos obtenga es el campeón. Acá jugamos a lo colombiano, a nada. Los equipos salen a jugar todos contra todos para clasificar a un octogonal final donde arrancan de cero. La fanaticada sabe que ir de primero todo el campeonato no asegura un título o una clasificación a algún torneo internacional si el rendimiento no continúa en los cuadrangulares finales, y es muy diferente jugar un torneo de liga a jugar un cuadrangular tipo copa. Todo se define en 8 partidos, por el afán de dinero (que tampoco se ve) de una dirigencia ignorante. No hay ningún tipo de emoción en el 70% del campeonato. Si no se define nada, no hay una motivación para que el hincha vaya al estadio. En los torneos tipo liga es muy importante sumar en cada partido sin ceder terreno, y cada punto que se obtenga es valioso, por eso cada partido es una final, y la gente sabe eso. En los partidos de Copa, el que no juegue bien, sale y eso promueve la emoción en cada juego. Acá, ni lo uno ni lo otro. El "Todos contra Todos" es la pretemporada y el campeonato se reduce a semifinales y final. Ahora, ¿qué tanto nos llama la atención una pretemporada? De pronto en algo, pero no mucho. Por eso se pierde tanto en taquillas.

Fuera de esto, podemos hablar de los torneos cortos, con dos campeones cada año. Volvió a los equipos
inmediatistas y ansiosos de resultados urgentes. Cada seis meses vemos diferencias marcadas en los equipos profesionales. Los cambios de técnico son el pan de cada día del FPC. Los procesos se acabaron. Lo que importa son los resultados y sabemos que sin proceso no queda nada para el futuro. El reflejo más grande es la selección Colombia, que no va a mundiales desde el '98. La participación de los equipos en Copa Sudamericana y Copa Libertadores también ha sido un fiasco (exceptuando lo del Caldas, que la ganó por esas cosas del fútbol porque no fué más). Nos desaparecimos del panorama internacional.

La tercera razón sería la situación social del país. Aquí no hay plata. No hay trabajo, y los que tienen no ganan lo que deberían ganar por lo que trabajan. El narcotráfico en las ciudades está a la baja y ya no se ve circular el dinero como antes. La falsa bonanza se acabó. Ni hablemos de la violencia. Nos sostienen los envíos internacionales de las personas que fueron a buscar un mejor futuro para ellos y sus familias en otras latitudes. Toda esta pobreza también tiene efecto en el fútbol. Nadie se quiere quedar a jugar aquí. Los equipos están en quiebra, no pagan, no aseguran a sus jugadores, etc. Tampoco hay para pagar a jugadores extranjeros buenos. Hace rato que no traen a una figura de talla internacional, todas son improvisadas. Pero es que ni ellos mismos quieren venir. La mala prensa nos tiene colgados de una imagen de violencia y atraso vergonzoso (ver Mr. & Mrs Smith). Sin figuras no hay espectáculo, sin espectáculo no hay taquilla, sin taquilla no hay plata para traer figuras.

Razones para asistir al estadio son básicamente dos: la pasión por el equipo y que el equipo juegue bien. En este momento Labruna tiene marchando al Cali en las primeras posiciones con un fútbol vistoso y valiente. La caída frente al Chicó por sobreconfianza fué el gran error, y aunque se corrigió la actitud en la cancha, todavía queda el sinsabor en el hincha por los recientes acontecimientos del Tolima y Pasto. Labruna no tiene la culpa, viene realizando un buen trabajo. Les calló la boca a los periodistas y poco tienen qué decir del equipo. Por fútbol todos deberíamos ir.

La junta directiva también ha entendido y se ha adaptado a la situación del fútbol colombiano abordando los distintos aspectos. En el económico, se hacen promociones para los abonos y Tienda Verde. En términos de jugadores, se trabaja a la cantera para tener ídolos formados en el propio equipo. Esto también sale más barato a largo plazo. Se salió de técnicos reciclados cambiando la mentalidad de los jugadores. Traer a Labruna ha sido un hit.

¿Qué falta entonces? Revivir la pasión por el equipo. Esa es responsabilidad de todos, pero en primera instancia de la Junta Directiva. Con descuentos en boletas y en la Tienda Verde no van a revivir esa pasión. Tienen que hablar de la grandeza del Cali, de las gestas en los campeonatos, de su historia deportiva, de la historia de la hinchada, de sus ídolos. Que los que no volvieron al estadio vuelvan a tener motivos para hablar de Pegnoty, Iroldo, Escobar, Gallego, Benítez, Scotta, Nadal, Valderrama, Yepes. Hay que encontrar qué es lo que realmente motiva al hincha verdiblanco. Si dejamos esto en la superficialidad del dinero pues qué piensa el hincha: ¿vale la pena ir a ver al Cali por esa plata? ¿Sí sera que algún día voy a la Tienda Verde a comprar algo? ¿Sí será que el Cali gana? Eso es justamente lo que no queremos preguntarnos señores directivos. Lo que buscamos es que por pura convicción y orgullo nos sentemos en las tribunas sin tanto pereque.

Para esto tengo algunas propuestas. Terminar el estadio, tema que nos diferencia de todos los demás. La idea de los cancioneros en el estadio es buenísima y la celebro. Fomentar la creación de peñas del Deportivo Cali donde los hinchas se puedan reunir después del partido a comentar las mejores jugadas y aprender la historia del Cali. Realizar actividades sociales y concursos referentes al Cali, con premios como boletas, abonos, camisetas, viajes fuera de la ciudad acompañando al equipo. Hay que meter a la gente en el cuento del Deportivo Cali, no sólo de los resultados.

Al hincha después de tanto traspiés hay que llegarle al alma. Si el Cali gana o pierde, o si la boleta es cara o barata poco nos debe importar para meter 30.000 al Pascual cada 15 días.

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